La policía asturiana tiene desde la madrugada del lunes un objetivo prioritario: apresar al hombre de unos 35 años, calvo o con el pelo rapado y con una estatura aproximada de 1,70 metros, según la descripción que ha trascendido, que la noche del pasado domingo encañonó, secuestró y robó a un taxista ovetense. Tras noventa tensos minutos de carrera por carreteras de una decena de concejos asturianos, lo dejó en libertad e ileso en una calle del centro de Avilés, desde donde el pistolero emprendió la fuga a pie. El taxista protagonista de este suceso, según ha podido saber este periódico, acudió ayer por la mañana a la sede de la Policía Nacional en la calle General Yagüe de Oviedo para mirar fotografías de sospechosos con la esperanza de que reconociera al autor de su secuestro; no obstante, el examen de las fotos de los delincuentes "fichados" por la policía no aportó pista alguna: el conductor no identificó a ningún sospechoso.

La unidad policial que lleva el peso de la investigación es la de delincuencia especializada y violenta (UDEV), si bien también participan agentes de la Científica de la Comisaría de Avilés, que la misma noche del domingo -el día de autos- buscaron huellas digitales y muestras de ADN en el taxi. En ese coche se vivió una auténtica pesadilla: un tenso viaje desde Oviedo hasta un punto indeterminado del concejo de Cudillero, con el conductor encañonado; en el asiento trasero, pistola en mano, un hombre aparentemente inestable que, además de apropiarse del dinero y del teléfono móvil del taxista, le obligó en un momento dado, a meterse en el maletero para ponerse él mismo al volante. Como más tarde confesaría el chófer ovetense a los colegas taxistas que le auxiliaron en Avilés, en varios momentos creyó que su vida estaba a punto de acabar. "Obedece o te pego dos tiros", llegó a amenazarle el fugitivo, según la versión que el taxista dio el domingo por noche a los compañeros avilesinos de la parada de la calle Doctor Graíño, los primeros en verle cuando llegó aterrorizado una vez en libertad. "Le dijo que le pegaría dos tiros, uno en la pierna", relató uno de los compañeros.

El dispositivo policial desplegado la misma noche del domingo para "sellar" las salidas de Avilés y tratar de dar caza al asaltante no tuvo el éxito deseado. Pese a que varios coches patrulla deambularon hasta la madrugada por las calles, el pistolero logró darles esquinazo. Es por eso que la policía tiene en marcha un plan de controles de carretera y vigilancia urbana con el que espera dar con el paradero del fugitivo.

Mientras, hay un total mutismo sobre el paradero del hombre que conducía la noche del domingo el taxi con la licencia número 100 de la cooperativa Radio Taxi Oviedo. Sus compañeros ovetenses apenas supieron nada de él en todo el día, excepto que se ha quedado de baja laboral afectado por una crisis de ansiedad relacionada con el trauma de haber sufrido un secuestro a punta de pistola. Ni rastro de él tampoco en la Federación Asturiana Sindical del Taxi, ni en la sede de su compañía, pese a que algunas fuentes aseguraron ayer por la mañana que había pasado por las oficinas a dar cuenta de lo que le había ocurrido.

El taxista, que ronda los 45 años y tiene una larga experiencia en el sector, también acudió al centro de salud de Las Campas para recibir asistencia y después "desapareció" para reponerse del trauma vivido negándose a hacer declaraciones a los medios de comunicación. Según fuentes del sector ovetense del taxi, el conductor había empezado a trabajar la pasada semana con el vehículo donde fue objeto de secuestro, un Toyota Prius propiedad de otra persona. Su familia le protege a capa y espada en un intento por que olvide lo antes posible lo vivido el domingo por la noche.

La reconstrucción aproximada de los hechos, siempre según el relato que hizo el taxista secuestrado cuando fue liberado en Avilés, apunta a que el atracador, una vez dentro del taxi, pidió al conductor que le llevase desde Oviedo al aeropuerto, por el camino le encañonó para hacerse con el dinero y a continuación decidió ponerse al volante, para lo que encerró al taxista en el maletero. Ya en el concejo de Cudillero, probablemente desorientado, el pistolero mandó al taxista que volviera al puesto del conductor y el coche puso dirección a Avilés; ya en el casco urbano de la Villa del Adelantado, el secuestrador decidió poner fin a su alocada carrera delictiva y se bajó del coche, no sin antes amenazar de muerte al taxista para que no le denunciase. Desde entonces han pasado más de 36 horas y pese a la intensa búsqueda no hay ni rastro del hombre armado.