Hasta el lugar en el que fueron atropelladas dos niñas en Trubia, frente a la iglesia de la Fábrica de Armas de Trubia, se trasladaron varias dotaciones de la Policía Local. Allí estaban arremolinados varios compañeros de las niñas. Unos que venían caminando desde Trubia, otros que viajaban en el autobús que las atropelló y en otro que llegó poco más tarde, que cubre la zona de Proaza.

Testigo muy directo de los hechos fue la conductora del coche que circulaba justo detrás del autobús, antigua alumna del instituto de Trubia, quien posteriormente relató a los responsables del centro educativo lo que pudo observar. "Nos dijo que el chófer no pudo verlas porque aparecieron de repente detrás del autobús del que se habían bajado", explicaron a este periódico José Antonio Otero y José Antonio Sieres, director y jefe de estudios, respectivamente, del instituto trubieco.

Unos minutos después llegó al lugar de los hechos Pablo Sanz Martínez, profesor de Física y Química del centro. Él fue el primer docente que pudo acercarse a las niñas. Vive en Oviedo y suele desplazarse hasta Trubia en medios públicos, ayer en tren, línea de Feve. "Me acerqué a una de ellas, la acompañé un rato. Hacía frío e intenté taparla un poco. Los chavales estaban consternados", relató a LA NUEVA ESPAÑA.

"Cruzaron corriendo"

Pablo Sanz prosigue su testimonio: "Una de las chicas se quejaba mucho; la otra podía hablar. La más grave tenía los ojos cerrados, como si perdiera la consciencia de forma intermitente. No era una inconsciencia absoluta; no hablaba, pero gemía y parecía que sí oía lo que le decías. Yo pensé que era más la sensación de shock que las lesiones físicas, no creí que el daño pudiera ser tan grave", explicó Pablo Sanz

El profesor también pudo hablar con la conductora del coche que iba detrás del autobús, sin saber que era antigua alumna. "Me dijo que las niñas salieron corriendo de detrás del bus de la TUA y que al conductor del otro no le dio tiempo a frenar". La mujer también le refirió que el autobús "no iba rápido", que dio "un frenazo gordo" y que las niñas "salieron despedidas".

Antes que el personal del SAMU, al lugar de los hechos llegaron dos personas, varón y mujer, que se presentaron como médico y enfermero que se dirigían a realizar un trabajo en la Fábrica de Armas de Trubia. Prestaron asistencia a las menores durante un rato. Minutos después de las ocho de la mañana llegaron la Policía Local y los trabajadores sanitarios de las UVI móviles. Estos últimos se tomaron su tiempo atendiéndolas, antes de trasladarlas al HUCA.