"Esa parada lleva ahí más de treinta años y nunca pasó nada, ¿que esto está abandonado? ¿que no tiene por qué haber una parada de autobús cada trescientos metros? Sí, pero lo del jueves fue una fatalidad, nada más". Con esa opinión de una vecina de Trubia, que prefiere reservarse el nombre, está de acuerdo mucha gente de la localidad. Que en la parada en la que se bajaron las dos niñas atropelladas por el autobús escolar no hay acera ni paso de peatones es evidente. Sobre lo que hay que hacer con ella, hay divergencia.

"Tenían que quitarla de ahí, fuera con ella", dice un parroquiano en el bar. Él tampoco quiere que se publique su identidad pero tiene una opinión clara sobre el asunto: "En la parada de la capilla (que es en la que se produjo el accidente) no hay acera ni paso, no tiene que estar ahí, lleva cuarenta años ahí pero no tiene por qué estar". Dice su amigo Luis Pereira que el problema va más allá, porque por la carretera que discurre entre el río y la Fábrica de Armas "circula tanto tráfico como por la 634, el doble" y lo hace, según cuenta, "muy rápido, y no se respetan los pasos de peatones".

"Aquí no se respetan los límites de velocidad", afirma Lorena Martínez, otra vecina de Trubia. Explica que la parada donde se produjo el atropello de las dos niñas "está muy mal y no tiene nada de visibilidad" y que "no se usa tanto como la que hay a la entrada de la Fábrica". De todas formas, cree que lo sucedido el pasado jueves fue "mala suerte".

En su establecimiento, mientras le hace la manicura a María José López, Ana San Martín se extraña de que las niñas se bajaran junto a la capilla en vez de seguir hasta la parada que hay delante del instituto, mejor acondicionada. "Yo fui a ese instituto y era allí donde se bajaba, es una parada con su paso de peatones y nunca hubo ningún problema con los autobuses", comenta.

Las dos mujeres creen que es innecesario eliminar la de la capilla, porque da servicio a muchos vecinos que viven en esa parte del pueblo. Adecentarla sí, pero no retirarla. Otra vecina, usuaria de la parada, comenta, de camino a su casa, que es bastante frecuentada, incluso por la gente que vive en Villarín. Todas ellas opinan que el desgraciado accidente de esta semana se debió más a un lamentable despiste que a cualquier otra causa.