Antes de que R. R. E. saliese por las puertas de la Audiencia, el arzobispo Jesús Sanz Montes contó a la multitud que abarrotaba la plaza Porlier lo que le diría después al preso, a punto de ser indultado. Cuando el hombre de 31 años -cuya juventud reflejaban su físico y su ropa- salió a la plaza con el rostro cubierto se fundió en un abrazo con el prelado, que cumplió su promesa y le susurró sus mejores deseos: "Da gracias a Dios y déjate acompañar por la comunidad cristiana".

Cuando sus cuerpos separaron, se unieron las manos de los presentes, congregados para presenciar la marcha de Jesús Cautivo en un fuerte aplauso que retumbó en la oscuridad que ya tapaba la zona. El indultado, natural de Villaviciosa y que cumplía una condena de cuatro años por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas), se sumó a la ceremonia, el momento más emotivo de la procesión del Jueves Santo, a una comitiva que se dirigió al lugar de donde había partido, la iglesia de San Juan el Real.

Ya en el inicio, sobre las 20.15 horas, una nube de personas levantaba los brazos para grabar una procesión a la que pusieron música la Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo", la banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad de Jesús Cautivo -cuyos miembros actuaron vistiendo el rojo y el blanco de los hábitos de la cofradía- y la banda de música "Ciudad de Oviedo". Todos recorrieron a continuación la calle Uría, donde también reinó la melodía religiosa y se produjo otro de los momentos álgidos de la jornada.

El Arzobispo, el párroco de San Juan el Real, Francisco Javier Suárez, José Luis Sánchez, canónigo de Covadonga, que leerían después juntos el relato evangélico del prendimiento de Cristo antes del indulto, se detuvieron con la marcha y se acercaron al edificio las Siervas de Jesús. Las monjas, que son cofrades honoríficas de la hermandad y camareras de sus titulares, cantaron la salve por megafonía a la Virgen de la Merced y realizaron su tradicional ofrenda floral. Frente a su convento había pasado antes la imagen de la Santa Cena tirada por ocho niños, que tuvieron ayuda de los adultos en algunos momentos. Tras ellos marchó la imagen del Cautivo camino a la plaza Porlier, y a lo largo de la calle Uría a la procesión se le hizo de noche. Se leyó después el perdón concedido por el Consejo de Ministros a petición de la cofradía organizadora, que realiza labores de voluntariado en el centro de Villabona, y desde 1999, a excepción de un año, ha logrado la libertad de un recluso cada Jueves Santo. Tras ser liberado, R. R. E. no tendrá que cumplir los 18 meses que le restaban de condena. El joven, de hecho, está rehabilitado y se encuentra trabajando en la calle bajo control de la prisión por vía telemática. Por la ciudad caminó escoltado por los miembros de una hermandad que se declara heredera de la de la Merced, constituida a mediados del siglo XX. La actual congregación, no obstante, data de 1996.

Una vez hubo terminada la ceremonia sonó la corneta y los fieles fueron por las calles San Juan y Melquíades Álvarez hasta la recogida, en torno a las 11 de la noche, en San Juan el Real. Desde el inicio, las tres imágenes fueron acompañadas por miembros de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Asociación de Reservistas de España, que sustituye a la Policía Local desde hace dos años, cuando el tripartito optó por no pagar las horas extras a los agentes. Se completó así una jornada de fe que comenzó con la luz de la tarde e iluminó con velas una noche en la que Jesús Cautivo liberó pasiones.