Un grupo de científicos de Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha descubierto que el metoprolol, un fármaco conocido desde hace décadas, es capaz de reducir las secuelas producidas durante un infarto si se administra precozmente. En este trabajo, además del CNIC y del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD), han participado el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el Hospital Clínico San Carlos, el Hospital Universitario Quirón Madrid, el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, el Hospital de Basurto y Hospital Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos).

El equipo, liderado por el director del Departamento de Investigación Clínica del CNIC y cardiólogo en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Borja Ibáñez, y cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Nature Communications', ha comprobado que la administración rápida de metoprolol durante un infarto inhibe directamente la acción inflamatoria de los neutrófilos, un tipo de células sanguíneas. Esta disminución de la inflamación se traduce en una reducción del daño final en el corazón post-infarto. Por tanto, este hallazgo abre un escenario de nuevas aplicaciones para una estrategia farmacológica sencilla, segura y de bajo coste.

A pesar de los avances alcanzados durante los últimos años en el tratamiento del infarto agudo de miocardio, que afecta cada año a más de 50.000 personas en España, todavía muchos supervivientes sufren secuelas graves en el corazón que limitan su calidad de vida y generan un alto coste al sistema sanitario. De hecho, la búsqueda de tratamientos que puedan limitar las secuelas irreversibles tras un infarto es un campo de "extremada relevancia" desde un punto de vista asistencial, si bien también tiene "importantes" aspectos socioeconómicos.

Ante ello, los expertos del CINC han explicado que los neutrófilos son un tipo de células sanguíneas diseñadas para llegar y combatir las infecciones que ocurren en el organismo. En patologías no infecciosas, como es el infarto, los neutrófilos responden de manera exagerada contra el propio corazón dañándolo y aumentando las secuelas del infarto.

"En un infarto, lo más importante es restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible, pero, por desgracia, la llegada de sangre desencadena un proceso inflamatorio, iniciado por los neutrófilos, que induce un daño extra en el corazón. Dicho daño adicional que se produce tras el restablecimiento del flujo sanguíneo se conoce como daño por reperfusión, y se considera un mal necesario, ya que la arteria coronaria debe de abrirse lo antes posible", ha comentado el doctor Ibáñez.