"Luna" comenzó a sentirse mal a las seis y media de la tarde del domingo pasado, después de volver del paseo vespertino con su dueño, José Luis Rodríguez Collado, "Bucki". Estuvieron dando una vuelta cerca de casa, en el barrio de Teatinos, entre la calle Roma y la calle Ámsterdam. Allí hay un patio interior que sirve de paso al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y al que cualquiera tiene acceso libremente. La perrita, de cuatro años, fue de aquí para allá tan alegre como siempre olfateando los bordes y las esquinas. Pero a las dos horas de corretear cambió por completo. Comenzó a golpearse contra la pared, a tener sofocos y aullar hasta que murió.

"El animal se volvió loco y el veterinario dijo que había ingerido un producto contra caracoles y babosas". El propietario de "Luna" apenas puede creerse que la perrita cruce de shih tzu y fox terrier que recogió en la calle ya no esté con vida. Aquella tarde de domingo llamó a un veterinario de urgencias de la calle Cervantes con la esperanza de que su mascota se pusiera bien. Sin embargo, la violencia con la que se abalanzó contra la pared y el color verde de su lengua le hicieron pensar de inmediato en veneno y temerse lo peor. Y acertó. Según el profesional que atendió al animal, la sustancia que colapsó a "Luna" fue Babosil (metaldehído), un producto que normalmente se presenta granulado y que suele distribuirse en terrenos con alta presencia de caracoles y babosas para evitar su propagación, evitando rociar las plantas. El problema con el metaldehído es que es venenoso en perros al afectar principalmente a su sistema nervioso. Así, los síntomas que pueden aparecer en estos animales tras lamer o inhalar el tóxico son: ansiedad, vómitos, diarrea, jadeo excesivo, babeo, falta de coordinación, temblores, convulsiones, o aumento de la temperatura corporal, sensibilidad a la luz, al tacto y los sonidos. Tal y como le pasó a "Luna".

"En cuanto me dijeron que la habían envenenado pregunté si existía algún antídoto para tratarla, pero nada", explica Bucki, que no ha presentado denuncia ante la Policía Local a la espera de recabar por su cuenta más información en la zona. "Los vecinos nos estamos movilizando porque hace un año y medio más o menos por aquí aparecieron trozos de carne con alfileres dentro y no sabemos si esto puede ser obra del mismo o los mismos vándalos". El propietario de "Luna" ahora sale a la calle sin su mascota para alertar a todos aquellos que tienen perro de que existe la posibilidad de que haya veneno en los patios, aceras y zonas verdes del entorno del HUCA.