La partitura era conocida -aprobación definitiva del presupuesto municipal de este año- pero el repertorio del pleno municipal celebrado ayer fue incorporando a lo largo de su desarrollo variaciones de la melodía original hasta un crescendo final en el que el Gobierno cargó las tintas en sus ataques a los mandatos anteriores del Partido Popular, que Rosón identificó con "el Oviedo de los caraduras".

Volver a contar las bondades y maldades del presupuesto, cuestión ya debatida en el pleno de la aprobación inicial, expuesta cuando se presentó el acuerdo político y anunciado cuando la Junta de Gobierno le dio el visto bueno tenía una condición repetitiva que para el concejal de Economía, Rubén Rosón, sonaba a "cacofonía", para el concejal del PP, Eduardo Rodríguez a "disonancia sobrevenida" y al portavoz de Ciudadanos, Luis Pacho, a "grandes éxitos".

Lo decía de forma irónica para referirse a la "irresponsabilidad" de haber tomado la decisión de establecer un IBI especial a las grandes propiedades "sin saber a quién iba a afectar", o a la "tomadura de pelo" ante los distritos por haberles "distraído un millón de euros" el año pasado y limitar en éste el destino de las inversiones. Y también para denunciar la mala gestión de la nueva Recaudación, que Luis Pacho evidenció blandiendo su recibo de la viñeta (gestionado ahora por el Principado) que le llegó a un domicilio de La Coruña donde no vive desde hace cinco años. "Como dicen allí, ¡carallo!", soltó.

Las disonancias citadas desde el PP por Eduardo Rodríguez incorporaron las notas del retraso en la aprobación del presupuesto, el "gobierno de la desidia", la "mala gestión metabolizada", los "4 de cada 5 euros presupuestados el año pasado que no se ejecutaron" y la única acción de gobierno de las "chocolatadas al aire libre". ¿El cambio era esto?, se preguntó el concejal popular. Y él mismo se contestó que las cuentas municipales chocaban con los intereses de Oviedo.

En el repertorio no faltó "Villa Magdalena". Con mucho recorrido. Rosón la había citado al principio, para recordar el lastre que supone en el presupuesto: "No fue un desastre natural, fue una operación orquestada o una negligencia". Luis Pacho reclamó un plan para "la que llamáis la biblioteca más cara del mundo". Y esa frase le permitió al concejal de Economía volverse contra la tibieza del de Ciudadanos en este asunto: "Te conviertes en la cara B del gabinismo". No fue la única que le cayó. Rosón le vino a llamar tonto -"como no eres corto o no te enteras o quieres engañar a los vecinos"- y le afeó que los datos de la DGT no salen del Ayuntamiento. Esas cosas de la viñeta, vino a decir, pasaban también antes con La Auxiliar de Recaudación.

También le contó a Eduardo Rodríguez en qué consistía el cambio. En "decencia", ser "presentable" o "venir a trabajar". El concejal de Economía apuntaba ya ahí lo que sería su intervención final, un ataque directo al líder del PP local, Agustín Iglesias Caunedo, que reservó para el final.

El tripartito, en una jugada hábil y no tan estudiada como pudiera parecer, esperó al segundo turno de intervenciones, dejó hablar a Luis Pacho de nuevo y soltó de improviso al concejal de IU Roberto Sánchez Ramos, "Rivi", decano de la Corporación, como si fuera el padre de las bombas de las comparecencias plenarias.

Acababa Luis Pacho de afear al tripartito su "sectarismo" y que gobernaban "con ideología", y Rivi comenzó urgiendo al de Ciudadanos que escribiera la tesis de "cómo se puede ser persona sin tener ideología". Volvió a la canción de "Villa Magdalena" -"lo que para usted es un serio revés a nosotros nos gusta llamarlo tremendo pelotazo"-, pidió responsabilidades patrimoniales y penales, anunció que potenciará la SOF y que reclamará al Estado que devuelva la gestión del Prerrománico si no invierten en su conservación. Con la acometida de Sánchez Ramos, la socialista Ana Rivas se sumó a la carga para asegurar que no quedará obra sin ejecutar y sacar las vergüenzas al PP por los presupuestos nacionales y sirvió en bandeja el remate a Rosón. De nada le valió el turno a Eduardo Rodríguez con su sugerencia de que cambiaran el nombre de la plaza de la Constitución, por su poco apego a la norma, por el de plaza de la prórroga presupuestaria.

No vio o no quiso ver que el debate había cambiado de escenario y que no valían los guantes blancos entre tanto cuchillo. Rosón no lo dudó y remató su exposición de en qué consiste el cambio en la ciudad y cuáles han dejado de ser las esencias de Oviedo. "No son las de las tarjetas blue para aparcar sin pagar como si estuvierais por encima del bien y del mal, las de vestirse de costalero en Semana Santa mientras vamos en viajes presuntamente pagados por empresas amigas a burdeles de otros estados". Y con ese retrato del "Oviedo de los caraduras", que personificó en Caunedo, cerró la intervención.

El líder del PP, visiblemente enojando, protestó. Pero el Alcalde pasó a votación y anticipó el telón.