El Topu Fartón, uno de los chiringuitos más antiguos de San Mateo, emblema de las fiestas ovetenses y abanderado de las luchas solidarias y el asturianismo, echa el cierre. El gran esfuerzo que requiere su sostenimiento y la falta de voluntariado joven que reemplace a los veteranos, entre los que aún quedan algunos de sus fundadores, han abocado a las asociaciones que lo sostienen a no reabrir en septiembre, después de 33 años en la plaza de Riego y, últimamente, instalado frente al Ayuntamiento.

La decisión fue tomada esta misma semana, en una reunión a la que fueron convocados los colaboradores del chiringuito. El pasado jueves la noticia fue oficializada, a través del correo electrónico, con un comunicado -en asturiano, que siempre fue la lengua oficial del chiringuito- con un explícito título "El Topu Fartón pieslla".

Las asociaciones que durante todos estos años han sostenido el chiringuito de la plaza de Riego, durante mucho tiempo el único que servía sidra, afirman que "ha cubierto un ciclo vital más que respetable" y que dejan "paso para que nuevos proyectos y asociaciones hagan sus propuestas para las fiestas".

Añaden que "también las costumbres de la juventud y su manea de implicarse y participar en las fiestas ha cambiado" en estas últimas décadas.

"Demasiado trabajo y poca rentabilidad", esgrimía un colaborador del Topu como una de los principales razones de la extinción de chiringuito. El montaje, la atención y la oferta de una programación de conciertos y actividades, como la que caracterizaba al bar solidario, requiere personal y horas de trabajo sin retribución, un modelo que ya no era viable. Cada San Mateo, el Topu movilizaba detrás de la barra y en las labores de intendencia a más de noventa voluntarios.

A la hora de valorar la viabilidad del chiringuito se sopesaron varias opciones para evitar el cierre, entre ellas la de ceder la explotación de la barra y cobrar por ella, como ya ha hecho alguno que otro.

Detrás del Topu Fartón estaban la Xunta en Defensa de la Llingua, SOS Racismo y Xega, que en los últimos años tuvieron que reivindicar su propia identidad frente a quienes los asimilaban al movimiento del 15-M y a Podemos. El espíritu que anima el Topu viene de mucho más atrás. En el verano del 1984 varios miembros de la LCR, la Liga Comunista Revolucionaria, y algunas otras personas afines a ella, presentaron a la SOF (Sociedad Ovetense de Festejos) su proyecto para montar una barra en San Mateo, con la que recaudar fondos para actividades solidarias. La panera que cada mes de septiembre levantaban en la plaza de Riego era su distintivo. Más tarde fue el movimiento asociacionista el que tomó el relevo al frente del Topu, a través de varios colectivos que tienen en el Llar Solidariu un espacio común.

En su despedida, los responsables del Topu Fartón agradecen "el trabajo desinteresado de los voluntarios" y constatan que ha empezado "una época nueva", "una situación nueva con gente nueva que tiene que volver a dar vida a los movimientos sociales". Es a ellos a los que invitan a marcar el paso a partir de ahora.

Los chiringuitos llegaron a Oviedo con Antonio Masip, el primer alcalde socialista de Oviedo con la democracia. En los últimos años, ese modelo festivo está siendo cuestionado y ha sido objeto de algunas revisiones.