Albert Pla (Sabadell, 1965) vuelve a los escenarios de Oviedo. El viernes 12 de mayo actúa en el teatro Filarmónica a las 21.00 horas acompañado del genial guitarrista flamenco Diego Cortés.
- ¿Qué toca con Cortés? ¿Repasar repertorio?
-Sí, con Diego no preparamos mucho, nos dejamos llevar. Cuando voy con él va todo bien, es imposible que falle nada. Puedes hacer canciones nuevas o las que hace quince años que no cantas. Él las toca como si lo hubiera hecho mil veces. O mejor. Puedes hacer lo que quieras, y como me gusta bastante improvisar, Diego te lo pone muy a huevo. Y él, además, trata muy bien la energía de la gente.
- ¿Cambian sus canciones según el acompañante?
-Cambia todo. Si haces una banda normalmente te ponen en sitio de banda, con la gente de pie y mucho más disperso, energético y catatónico. En un teatro, con la gente sentada cómodamente para escuchar, y con Diego, aparecen todos estos matices.
- Con Diego Cortés, con Comelade, con Fermín Muguruza... ¿Por qué las colaboraciones?
-Por admiración. Si conoces a Pascal Comelade y puedes hacer un espectáculo con él, o con Refree, o con Fermín Muguruza, que son gente que tú admiras y tan generosas en el momento creativo, así se aprende y se disfruta mucho. Siempre te vas juntando con artistas que te ayuden a explicarte.
- Seis años sin disco de estudio, ¿no le apetece?
-No lo veo necesario. Hicimos "Guerra" y no me pareció hacer un disco sobre aquello. Vas haciendo canciones nuevas y prefiero hacerlas en directo que grabarlas. Lo que me gusta es hacer canciones para cantarlas.
- ¿Se ve más músico, actor, artista?
-Siempre te da la sensación de que eres un intruso en todas las partes. Me gusta aprender cosas. Haces un disco de rumba y no por eso eres rumbero. Una película y no por eso eres actor. No me las miro así las cosas. En el escenario se pueden hacer muchas cosas y ya no me dará tiempo a hacerlas todas.
- ¿Por qué?
-Porque hago un espectáculo nuevo cada par de años, y, entonces, sólo con los que tengo pensados ya no llego.
- ¿Eso de sentirse intruso en lo que uno hace es una forma de sentirse vivo?
-No sé cómo hacen otros. Yo lo vivo con naturalidad. Estoy para mis tonterías como el que está para hacer pantalones y se va fijando en los escaparates. No me causa esfuerzo, no lo analizo.
- Acaba de salir una biografía suya. ¿No le hizo gracia?
-En absoluto. No fue cosa mía y no podía evitarlo. Tuvieron la delicadeza de enseñármelo, les supliqué que quitaran alguna cosa y se enrollaron. Pero quedé apabullado. No me gustó. Mejor estas cosas cuando uno ya ha palmado.
- Viene a un teatro municipal. Ciudadanos y PP se opusieron a que se le alquilara porque, dijeron, es "conflictivo".
-Me parece mal que hagan creer a la gente que te dejan el teatro, que el teatro es suyo y que te lo prestan, que te dan dinero, como si ellos sufragaran tu carrera. Los que viven de un sueldo del Estado son ellos, no yo. Nosotros alquilamos el teatro, que a otros artistas les contratan, pero como a nosotros no, tenemos que alquilar. Encima, es el partido del gobierno, que va diciendo a la gente que les van a dar trabajo y ya ni se fían. Imagínate que te digan que ya ni te van a dejar trabajar. Es un poco deprimente, y más viniendo de esta gentuza.
- ¿Está cansado de estas polémicas?
-Creo que los políticos son muy invasivos. Toda esta mierda que sale en la tele, en los periódicos, en la radio... Siempre están con esto, con esto, con esto. Que dejen un poquito de espacio para los demás. Por otro lado, que en un mundo tan raro el raro sea yo me parece más raro aún. Y a veces me quedo atónito.
