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Agustín Pita, calvario en el HUCA

La familia de un paciente del Hospital ingresado por un cáncer y fallecido por una bacteria presenta una queja por "negligencias, falta de información y un trato sin empatía"

Lorena Pita, hija de Agustín Pita, paciente de Urología fallecido. MANUEL NOVAL MORO

"Mi padre pasó un infierno en el HUCA". Así de contundente se muestra la ovetense Lorena Pita al hablar de la experiencia de su padre, Agustín Pita, en la quinta planta del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde, asegura, recibió un trato "con negligencias, sin información de los médicos y con poca empatía hacia el enfermo; es injusto lo que le hicieron", unos hechos por los que ya ha presentado la reclamación correspondiente.

Los problemas de Agustín Pita comenzaron hace seis años,cuando le diagnosticaron un tumor de vejiga. "Durante los años siguientes tuvo muy buena calidad de vida", explica su hija, pero después le descubrieron más afecciones. Así, en septiembre de 2016 le ingresaron para operarlo pero, finalmente, la intervención se suspendió por una complicación con la anterior. A partir de ese momento es cuando empiezan los problemas según Lorena Pita.

Su padre sangraba considerablemente (de hecho, había pasado antes por urgencias para cortar el problema) y quedó ingresado. Pasó la primera noche con espasmos y el día siguiente con mucho dolor y desorientado.

Enlos días sucesivos, las hijas del enfermo vieron que su padre empezaba a tener problemas de desorientación y retención de líquidos, fallos renales, sudoración, palpitaciones y descubrieron que todo había sido a causa de una medicación inadecuada. Finalmente, lo operan y, después de varios días, le dieron el alta. "Cuando nos lo dijeron, preguntamos varias dudas, entre ellas si le iban a poner antibióticos, ya que de las anteriores ocasiones sondado teníamos la experiencia de tener que volver por una infección. La sorpesa es que nos dice que no. Ese mismo día, a las 12 horas posteriores al alta, entramos por el servicio de urgencias con una sepsis; nos dicen que tiene una infección muy importante y que llegamos justo a tiempo; un par de horas más y no lo cuenta".

El ingreso fue a principios de octubre del año pasado, y le dicen a la familia que el enfermo tiene una bacteria. "Pero no nos dan más información; tardamos varios días en saber el nombre de la bacteria: klepsiella". Hasta entonces, por razones que desconocen, les habían ocultado la información.

Y a partir de ese momento, cuentan, todo fue a peor. No le dieron la medicación adecuada y empeoró ostensiblemente. La familia veía el deterioro del enfermo ("la zona testicular estaba inflamada y segregaba líquido") pero les decían que era normal. Hasta que pasó a consulta el doctor Jalón el día 12 de octubre para quitar la sonda y darles el alta. "Al observar detenidamente al enfermo la cara le cambió de color; nos preguntó desde cuándo llevaba así, que había que operarlo de urgencia porque tenía una gangrena fournier", dijo Lorena Pita, que elogió el buen trato de este médico.

La bactería había dañado irreversiblemente el uréter y condenado al enfermo a una sonda para el resto de su vida. Y lo más grave de todo, se quejan, fue que "el fin de semana, a pesar de su gravedad, no pasó nadie a verlo por su habitación". Poco después, ya supieron que su padre no moriría de cáncer sino por la infección. Desde el 12 de octubre hasta el 23 de noviembre que le dieron el alta, "sufrió curas muy dolorosas y estuvo aislado".

Murió el 26 de noviembre. Su familia cursó una queja al HUCA por el trato negligente, la desinformación y la poca empatía con el enfermo en esta planta, aunque puntualizaron que en oncología y neumología los trataron "con profesionalidad y calidad humana".

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