Iba caminando por el barrio de Ciudad Naranco y se llevó una pedrada en la cabeza que le abrió una importante brecha en la frente, a pocos centímetros de su ojo derecho. Eso fue lo que le ocurrió alrededor de las dos y media de la tarde de hoy a un hombre de mediana edad en la calle Fernández de Oviedo, concretamente en la zona en la que está instalado el ascensor para salvar el desnivel que existe entre los dos tramos de la vía.

El herido subía por la calle Montes del Sueve en dirección a la entrada del colegio Santa María del Naranco. Cuando estaba a la altura en la que la calle se cruza con Fernández de Oviedo, una piedra similar a los cantos rodados de los ríos, un "regodón", como describen los testigos, apareció desde lo alto de la calle y le impactó en la frente.

Varios vecinos que pasaban en ese momento por la zona acudieron enseguida a socorrer al afectado, que en un primer momento se encontraba mareado y todavía confuso por lo inexplicable de la situación. El hombre acabó yendo por su propio pie hasta el centro de salud del barrio para ser atendido de sus heridas. A estas horas de la tarde, y a falta de valoraciones médicas, aún no ha trascendido si el herido tuvo que ser trasladado al hospital ni la gravedad exacta de las heridas.

Aunque el autor de los hechos aún no ha sido identificado, varios testigos aseguran haber visto a un "niño o adolescente" salir corriendo de la zona de la que salió la piedra. No en vano, el canto rodado forma parte de la ornamentación que existe en Fernández de Oviedo para decorar la parte escalonada situada debajo del ascensor, una serie de "terrazas" colocadas al lado de las escaleras en las que hay algunos bancos. "Aquí paran a diario chavales que siempre las están liando", señala uno de los vecinos.

Residentes de la zona afirman que esos mismos adolescentes ya han sido sorprendidos lanzando piedras contra algunos garajes que hay cerca del ascensor e "incluso contra las casas".