El hematólogo allerano, aunque nacido en Oviedo, Joaquín Fernández García, que fue, entre otras cosas, jefe de Hematología del Hospital de Cabueñes, fallecido en 2012 a los 69 años, recibió ayer el caluroso homenaje de sus amigos y compañeros en diversas tareas intelectuales. Destacaron las acusadas virtudes de "un humanista cristiano al estilo de Gregorio Marañón o de Erasmo de Rotterdam", según las palabras de Jesús Menéndez Peláez, presidente de la Fundación Ramón Álvarez Viña y catedrático jubilado de Literatura Española de la Universidad de Oviedo.

El acto incluyó la presentación de un libro dedicado al médico, coordinado por el filólogo Julio Concepción, que fue otro de sus grandes amigos. "Joaquín fue un humanista allerano de saberes universales y así lo demostraba en la vida diaria y en el trato con sus pacientes, y también cuando escribía, aunque fuese de asuntos locales, enraizados en la cultura asturiana", indicó Concepción.

Y fue precisamente el profundo amor a ese acervo cultural regional lo que llevó a Joaquín Fernández a afianzar nuevas líneas de trabajo e investigación en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), cuyo director, y también director de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, Ramón Rodríguez Álvarez, destacó la sensibilidad de su buen amigo con todo lo concerniente a la etnografía del Principado. "Si bien esa rama de investigación existía en el RIDEA, no estaba tan presente y Joaquín contribuyó a cultivarla con más intensidad".

Entre el público seguía atentamente la sesión Teresa Alonso Megido, maestra jubilada; la esposa de Joaquín Fernández, y madre de los cuatro hijos que tuvo el matrimonio, Teresa Alonso. Tere, para todos los que la conocen, también quiso agradecer las palabras dedicadas a su marido, compañero de toda una vida.

Fernández, autor de numerosas publicaciones, se educó en el Seminario de Oviedo y siempre mantuvo un profundo sentido cristiano, como destacó Venancio Martínez Suárez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, amigo del doctor Fernández desde que se conocieron en 1996 preparando un libro sobre Gaspar Casal. "Siempre ponía al paciente en el centro de atención desde una perspectiva científica y humana", recalcó Martínez. "Joaquín transmitía sencillez, y ganas de vivir, era esperanzado, alegre, austero, madrugador y socarrón", añadió.