Nunca un espacio tan pequeño concentró unas opiniones tan encontradas. Los cien metros de la calle Gascona acogen en los últimos días la mayor proporción de discrepancia por superficie de la capital asturiana. La emblemática vía ovetense se encuentra partida en tres bandos de los que dos están fuertemente encontrados, mientras que el restante trata de poner mesura sin mucho éxito.

"Hace falta llegar a un entendimiento, pero no veo a ninguna de las partes dispuesta a ceder". Es la teoría del hostelero, pero no sidrero, David Suárez, que desde uno de los extremos de la calle hace un llamamiento a plantear soluciones para que la Preba de la Sidra prevista para mañana siga celebrándose sin generar rechazo. "Estaría bien que la organización pagase el ticket en otro parking a los vecinos durante las cuatro horas que dura el evento", sugiere.

Entre los conciliadores se encuentra también Ánxel Álvarez, un vecino desde hace 34 años de la calle que asegura disfrutar con los contados "días de folixa" que se celebran en la misma. "Es cierto que genera quebraderos de cabeza, pero un día es un día y hay que aprovecharlo", sostiene al mismo tiempo que alaba que se apueste por un producto asturiano para la cita que prevé reunir mañana a más de 7.000 personas.

Sin embargo, el acuerdo parece misión imposible. Los hosteleros acusan a la Asociación de Vecinos de Gascona e Indalecio Prieto de dinamitar los puentes entre ambos. "No puede ser que estemos sentados frecuentemente para buscar soluciones y después desayunemos con sus quejas en la prensa", explica el hostelero Javier Orta, que además ejerce de portavoz de la comisión que desde marzo lleva tratando de alcanzar acuerdos con el vecindario. "A pesar de que todos nuestros eventos cumplen la ley, queremos acabar con el rechazo de ciertos vecinos", apuntan.

Por su parte, la asociación responde que su "salida de tiesto" a unos día de la Preba está justificada. "No cabe en ninguna cabeza que se metan 7.000 personas en cien metros de calle", sostiene el presidente del colectivo, Germán Abad, que ayer mismo presentó un escrito en el Ayuntamiento en el que les insta a establecer medidas de seguridad ante la aglomeración de gente que se concentrará y culpó a los hosteleros de la tregua de las negociaciones. "Había un convenio ya redactado por ambas partes, pero se negaron a firmarlo días antes de esta celebración", añade.

Una postura que es respaldada por vecinas como Pilar Martínez, que reivindica el derecho de los vecinos a disfrutar de la vía pública ese día. "Llegué hace 30 años y tuvimos que pagar el asfaltado de la calle para que ahora nos digan que no podemos usarlo ciertos días", sostiene esta vecina, que asegura sufrir a la "gente bebida" que se concentra a la entrada de su casa por la Preba.

La división llegó ayer a la Junta de Gobierno municipal, en la que los concejales plantearon la necesidad de "hacer equilibrismos", apostando por el evento al mismo tiempo que se garantice el paso de vehículos y peatones por ciertos espacios.