El conductor que huyó el martes hasta Corvera a más de 200 kilómetros por hora desde la plaza de la Cruz Roja de la ciudad mezcló alcohol y antidepresivos antes de coger el coche. Así lo determinaron las pruebas efectuadas en la noche del mismo día en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en las que el hombre dio positivo en benzodiacepinas, un fármaco psicotrópico utilizado como calmante o antidepresivo, que se sumó a la ingesta de alcohol, corroborada tras dar 0,54 miligramos de alcohol por litro de aire inspirado en el control de alcoholemia que se le practicó tras ser apresado.

El hombre fue detenido por un supuesto delito contra la seguridad vial tras ser visto transitar de manera anómala por La Tenderina con su coche de marca BMW y huir cuando dos motoristas municipales le dieron el alto en la plaza de la Cruz Roja. Si bien se detuvo, luego se negó a parar el motor y optó por huir, iniciando una persecución frenética en la que circuló a velocidades de hasta 214 kilómetros por hora, tratando de despistar sin éxito a los agentes locales. Sin embargo, tras media hora de huida y cometer el error de desviarse a la localidad corverana de Las Vegas, fue bloqueado por un vehículo particular y sus perseguidores aprovecharon para poner fin a 30 minutos dignos de una película de acción norteamericana.

"La policía se juega la vida porque no sabían lo que se iban a encontrar al abrir la puerta", dicen los testigos de la detención en Corvera, que destacan el nerviosismo tanto del hombre como de la pareja que le acompañaba. "Cuando lo metieron en el coche parecía como si estuviese dando patadas o golpes al cristal", sostienen, para luego señalar que "la mujer, se encaró con los policías e incluso les agredió", obligando a los agentes a entrar a un portal para evitar que la gente los viera.

Una vez detenido se tomó declaración al hombre y fue trasladado al HUCA, donde a las once y media de la noche se le realizaron las pruebas que certificaron el positivo por antidepresivos. El propio conductor advirtió a los agentes de que estaba tomando medicación. El testimonio fue confirmado por las pruebas, tras las que fue puesto en libertad.

A pesar de no superar los 0,60 miligramos de alcohol por litro en aire inspirado en la prueba de alcoholemia, al detenido se le acusa de un delito contra la seguridad vial por la propia Policía Local de Oviedo tanto por el exceso de velocidad como que los hechos dan pie a la sospecha de que la ingesta de alcohol podría haber influido en su conducción. No obstante, no se descarta que la mezcla de fármacos y bebida haya sido la causante de la extraña e incívica conducta del detenido, que está previsto que sea sometido a un juicio rápido esta semana en Oviedo.