Circos en el corazón de Oviedo

El llamado "mayor espectáculo del mundo" llegó a tener sedes fijas en la ciudad

Denisse di Lello, del Circo Alegría.

Denisse di Lello, del Circo Alegría. / Miki López

Pedro RODRÍGUEZ CORTÉS

El mundo del circo está atravesando una de la mayores crisis de su existencia, la modificación de las costumbres en la sociedad, el problema de terrenos para su instalación y sobre todo, el rechazo que se viene observando en muchas capitales del mundo al hacinamiento o mal trato a los animales, son algunas de las causas que sitúan al circo al borde de su desaparición. El cierre reciente del circo más emblemático de Estados Unidos, el Barnum, fundado en 1871 es el último aldabonazo de la crisis del considerado "mayor espectáculo del mundo".

En Oviedo el circo ha tenido un destacado protagonismo desde hace 140 años. En 1876 se inauguraba el primero de la ciudad con emplazamiento fijo, el llamado Circo Lesaka, bautizado así por ser su propietario Plácido Lesaka.

Era una sala multiusos en las que se celebraban festivales artísticos, bailes y hasta peleas de gallos. Un anticipo de lo que sería 60 años más tarde el Salón Babel en la calle Cervantes. Desaparecido el Lesaka, pocos años después, el 26 de agosto de 1884 tomaba el relevo el Circo de Oviedo, ubicado en la calle Santa Susana, entre Quintana y Rosal, dotado de unas galerías que servían de paseo con un ancho de tres metros y un aforo en sus gradas de 1.372 asientos. Las funciones diarias, según la publicidad de la época, empezaban a las ocho y media de la tarde.

Entrado ya el siglo XX llegó a Oviedo un desfile de los mejores circos ambulantes del mundo, verdaderas caravanas ferroviarias trasladaban a un ingente número de animales, artistas y empleados que alteraban la vida, durante unas fechas, de las ciudades y villas asturianas. El Circo Krone, por ejemplo, anunciaba su llegada a Oviedo el 18 de abril de 1927 en ¡12 trenes especiales! El circo tenía como referencia histórica en España a los empresarios William Parish, Carlos Hagenbeck, Corzana , Feijóo, y después Feijóo y Castilla.

El circo ha cimentado su éxito, tradicionalmente, en los payasos, la exhibiciones en el trapecio y las actuaciones de los animales. España aportó grandes figuras de payasos como Charlie Rivel, Pompof y Teddy, los Hermanos Díaz, y Tonetti, o Pompoff y Teddy, antecesores en la dinastía de la familia Aragón, con Miliki, Fofó, Fofito y Milikito entre sus integrantes.

En el mundo del trapecio descolló Pinito del Oro en las décadas de los años 50 y 60. Por cierto, Pinito actuaba sin red protectora y su seguridad dependía de un hombre que la esperaba, casi siempre su marido, que no la recogía sino que la desviaba con un fuerte empujón en su caída para evitar su descenso vertical y moderar el impacto. El arte de saber caerse era una especialidad reconocida.

La demanda de alojamientos y suministro de víveres a los circos era otro de los acontecimientos de su llegada. El citado Krone en abril de 1928 interesaba 800 habitaciones para sus artistas y personal y caballos y burros vivos para las fieras, paja, avena, alfalfa, salvado, serrín, aceite, gasolina y leña.

En junio de 1934 otro gran circo el Carl Hagenbeck solicitaba, entre otros artículos, pan seco para los osos, forraje, pescado fresco (sardinas y pescadillas), carne de caballo o asno para las fieras y como alojamiento interesaba ofertas de "habitaciones amuebladas con o sin derecho a cocina y pensiones para sus artistas".

Por toda la ciudad

Ya citamos las dos sedes fijas de los circos a finales del siglo XIX. A lo largo del pasado siglo fueron varios los espacios elegidos para las actuaciones de los circos. En el verano de 1927 el presidente de la Sociedad Filarmónica y el alcalde de Oviedo, toman el acuerdo de suspender el uso del Campoamor para usos circenses por considerar que no es local adecuado para ello.

A principios de siglo era habitual ocupar la Plaza de Toros. En 1920 el Gran Circo estaba instalado en la Plaza de la Escandalera y en 1921 el Circo España lo hacía en el campo San Francisco. Por San Mateo, de 1922, el España estaba ubicado en la calle Marqués de Santa Cruz, junto al Banco de España. En julio de 1936 el Circo Feijóo visitante fijo anual a Oviedo estaba situado en la calle Foncalada, detrás del Cuartel de Santa Clara.

El Circo Imperial en mayo de 1941 estaba instalado entre las calles Asturias y Cervantes. El lugar, por excelencia, elegido durante muchas décadas fue el Campo de Maniobras.

En las redacciones de los periódicos, en otros tiempos, era frecuente redactar la crónica del debut de los circos y otros acontecimientos que comenzaban en horas tardías, con anterioridad a la fecha de publicación. En una ocasión una gran tormenta que descargó sobre Oviedo impidió la esperada función inaugural del circo de turno. Al día siguiente el diario publicó, como estaba previsto, la crónica del debut.

Con ocasión de un viaje de Fermín Canella a Alemania, entre otros actos, acudió a una sesión de circo. Cuando terminó la actuación del trapecista, éste se dirigió y sorprendió a don Fermín situado en la primera fila diciéndole: "¿Qué gustoye don Fermín?

Finalmente quiero tener un recuerdo para mi amigo y compañero Juan Luis Cabal Valero, que me dedicó unos versos el día de mi boda y que cubrió la información de los circos en Oviedo en LA NUEVA ESPAÑA durante décadas.

El mundo de circo, a modo de agradecimiento, le concedió una condecoración.

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