Por tierra, mar y aire y por todos los rincones de España. Los esfuerzos de la Policía Nacional por detener al delincuente de 27 años que huyó el jueves al mediodía de los calabozos de la calle Juan Benito Argüelles se intensificaron en la jornada de ayer sin dar resultados. Fuentes del propio cuerpo admitieron que a pesar de redoblar los controles y comunicaciones, tanto a nivel regional como nacional, las investigaciones "no dan frutos".

La intensidad de los controles policiales fue evidente a lo largo de toda la jornada en la ciudad. A distintas zonas y diferentes calles pudieron verse patrullas de agentes tanto de la Policía Nacional como de la Policía Local, todo indica que buscando pistas sobre cuál puede ser el paradero de un individuo que aprovechó un permiso para ir al baño para empujar a un policía e iniciar una huida en la que hasta se quedó descalzo al serle retirados los cordones cuando estaba a punto de ser metido entre rejas.

Pese a que los esfuerzos policiales no dieron resultado, la propia Policía Nacional aseguraba al cierre de esta edición que los operativos para la búsqueda del fugitivo se mantenían activos y no perdían la esperanza de darle plaza en el corto plazo. Los agentes no ocultan su deseo de capturar al fugado cuanto antes y comunicarlo a la ciudadanía para despejar las dudas sobre su seguridad, aunque descartan que el joven, moreno, de pelo corto y que en el momento de la fuga portaba "bermudas vaqueras y una chaqueta gris" sea una amenaza seria, pues su detención se debió a delitos menores.

Algunos vecinos reconocen que no les hace mucha gracia que un delincuente desesperado ande suelto. Su argumento es que de la misma forma que asaltó un coche en plena calle y amenazó al conductor con ahogarle para favorecer su huida para luego tirarse "casi en marcha" minutos más tarde y despistar a sus perseguidores, podrían producirse sucesos similares en los que terceros puedan exponerse a algún tipo de peligro.

La violencia de este episodio es corroborada por algunos testigos que todavía ayer narraban impresionados una escena que les pareció surrealista. "Pensé que era una pelea de conductores hasta que vi que era un policía el que corría tras el todoterreno y trataba sin éxito agarrarse a la ventanilla", señala Marin Nazaret que al igual que varios pasajeros presenció desde el interior del autobús urbano lo sucedido en la calle Cervantes. "No sabíamos lo que estaba ocurriendo porque el conductor parecía un señor inofensivo y al copiloto no llegamos a verle", añade sobre una acción de la que destaca la valentía del agente policial.