El Colegio de Abogados de Oviedo presenta hoy en sociedad su cuadro mejor guardado y también más desconocido, aunque se trate nada menos que el de "Nuestra Señora de Covadonga", que el artista ovetense Francisco Reiter pintó en el año 1776 por encargo del órgano colegial con motivo de su constitución, que además quiso que reflejara en la obra a la que es su patrona.

Y hoy el Colegio lo mostrará junto a un libro escrito por Javier González Santos, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, que se dará a conocer a las 19.30 horas en el salón de actos de la institución. Emilio Marcos Vallaure, exdirector del Museo de Bellas Artes y exconsejero de Cultura, será el encargado de presentar el volumen y el cuadro.

En su óleo, el autor reproduce una estampa de devoción de la época en que fue grabada, en el año 1759, sobre una composición original del pintor asturiano Antonio Miranda. En él, Reiter verticaliza la composición original y ofrece una precisa reproducción de la disposición de la iglesia rupestre y la imagen de la Virgen que se encontraban en el primitivo santuario de Covadonga.

"Es una estampa bonita, de un santuario que estaba emergiendo, y tiene gran valor histórico porque muestra cómo era ese santuario antes del incendio que en 1777 destruyó la capilla de la cueva", relata Javier González Santos, quien señala que, si bien Reiter era el mejor pintor de Oviedo en la época, su obra está marcada por cierta "ingenuidad". "Era un artesano de la pintura que trabajaba en una zona periférica y sin tradición", sostiene.

El lienzo tiene además una importancia capital para el Colegio de Abogados de Oviedo. Según relata Santos, la obra se fue trasladando con la institución en las numerosas sedes que a lo largo de sus más de dos siglos de historia ha tenido. "El cuadro siempre estuvo con el Colegio de Abogados, es la principal seña de identidad, junto con el archivo, de esta venerable institución: es el símbolo, el estandarte del Colegio. Y tiene mucho interés por su asunto histórico", afirma Santos.

El libro que hoy se presenta es el fruto del empeño personal del secretario de gobierno del Colegio de Abogados, Pelayo Fernández-Mijares, que, como buen amante del arte, no quiso que este importante patrimonio quedara perdido en el cajón del olvido.

En este sentido, González Santos destaca que le llama poderosamente la atención que este Colegio, que sólo desde el año 2005 dispone de casa propia, "haya sabido preservar durante todo ese tiempo no sólo su importante archivo, sino también el cuadro de su patrona".