La escritora Belén Suárez Prieto insiste en que no es un homenaje a Chet Baker, pero detalla que sí sonarán algunas de las composiciones que el cantante y trompetista, malogrado icono del "cool" y mito trágico y sensible del olimpo del jazz, hizo célebres en sus interpretaciones. Parece que dice que no es un homenaje porque pretende que el concierto programado para el viernes a las nueve de la noche en La Salvaje bajo el título "Conozco a Chet Baker" no suene grandilocuente y se limite, simplemente, a la música de Chet Baker.

En el fondo, hay unas cuantas cosas más. Tantas, que para presentarlo hizo falta ayer concitar a músicos, amigos y prensa en una de las últimas tiendas de vinilos de la ciudad, Alta Fidelidad, y pedir a los músicos que tocaran algunas de las canciones que sonarán el viernes. Y hasta se sirvió vodka bien frío para los asistentes, aunque todavía fuera mediodía.

Todas esas cosas las hizo Belén Suárez Prieto por amor al arte, en su sentido más literal. Hace ya unos cuantos años que su devoción por su ciudad y por la cuestión cultural le llevó a poner en marcha un grupo para difundir a través de las redes sociales todas las actividades que había en la ciudad. De una cosa, fue pasando a la otra y música y escritura fueron ocupando cada vez mayor espacio en su vida y sus planes futuros.

Rescató una pasión por Cortázar que nunca había abandonado y por eso ayer puso vodka a los presentes, porque era lo que bebían los del "Club de la serpiente" de "Rayuela", la infinita novela del argentino. De esas páginas también sacó el nombre con el que bautizar su marca: "el tiempo delicuescente". Cortázar lo utiliza para nombrar un instante en el que la poesía, la belleza, la música, la vida se confunden. Belén Suárez Prieto, para devolver parte de lo que la música le ha dado estos años en forma de promotora de conciertos. Su idea es empezar poco a poco. Dos años, no mucho más. Pero todos tratados con mimo para los que suban al escenario y para los que estén abajo.

En el de este viernes sonará Chet Baker porque su música le gusta y su vida, como a tantos, le apasiona. Y también porque el mito de Chet Baker le obsesionó hasta el punto de convertirlo en un relato que hace un año vio la luz en una revista digital y le dio ánimos y aplausos. En aquel texto Belén Suárez Prieto descubría a Chet Baker en su ciudad, en otros ojos y otros corazones, también rotos y a punto de saltar por una ventana, como le sucedió al cantante y trompetista americano. Por eso quiso que el primer concierto que organizase "El tiempo delicuescente" fuera para que sonara la música de Chet Baker. El cártel para lograrlo incorpora a Jorge Viejo, saxofonista que en este caso aparca el instrumento y retoma su impecable registro vocal, al trompetista Aitor Herrero, al batería Manu Molina, al contrabajista Javi San Marcos y al pianista Jacobo de Miguel.

El quinteto asturiano conoce también en profundidad a Chet Baker, esa forma dulce y epifánica de acariciar el jazz, y el viernes tratará de hacerlo fácil y hacerlo bien.