La Plaza de la Catedral esperaba en penumbra el momento mágico de San Juan hasta que un cuélebre de casi diez metros de largo se coló entre el gentío escupiendo fuego y batiendo las alas para abrirse camino hacia la pira instalada en el centro. El ser mitológico asturiano -manejado por los integrantes de la Asociación Mercáu Astur- fue el encargado de encender la "foguera" en Oviedo y de dar paso a una noche en la que las tradiciones se mezclan con la fiesta en los locales de ocio de la ciudad.

Un fogonazo del cuélebre encendió la mecha y las llamas brotaron de la hoguera unos minutos antes de la medianoche, como si hubiese prisa por disfrutar de la Danza Tradicional de Oviedo recuperada para la ocasión por L'Andecha Folclor d'Uviéu, un ritual en el que tomaron parte la mayoría de los asistentes. Antes del encendido, sobre las tablas del escenario situado en la plaza, los integrantes de la Asociación Mercáu Astur ya habían convocado a los espíritus, a los cuatro elementos, a los trasgos y a las xanas durante un "Ritual Maxicu" en asturiano que mantuvo a la gente entretenida hasta que llegó la hora de la verdad.

Después, con las llamas ya más bajas y con la gente de retirada, llegó la hora de cumplir con las tradiciones. Uno de los que lo hizo fue el niño Noel Santamaría, que tiró al fuego varios papeles doblados "con cosas bastante malas que no quiero que me pasen ni a mí, ni a mi familia". Eso sí, "no se pueden decir para que todo salga bien". Previamente, por la tarde, los ovetenses disfrutaron con un desfile de la Banda de Gaitas de Oviedo y el enramado de la fuente de la Escandalera.