"Os invito a contemplar el milagro", comentó Adolfo Rivas, director de la Fundación Vinjoy, en el momento en el que todos los niños y niñas del programa de atención temprana a personas con déficit auditivo posaban en el escenario en un emotivo acto de graduación. Trece niños que, tras nacer sordos, fueron capaces el viernes de escuchar los aplausos que les dedicó un abarrotado salón de actos. "Los despedimos con un sabor agridulce porque forman parte de nosotros", comentó Rivas. "No os vais a ir nunca", añadió. A la promoción de niños que terminó su etapa de rehabilitación en el centro les toca comenzar al colegio el próximo curso y lo harán con la capacidad de comunicarse, tan necesaria en el ámbito escolar.

"Begoña nació sorda en una familia sin sordos y llegamos hace tres años con un montón de dudas. No sabíamos si podría hablar, cantar o aprender inglés" relató Laura Rodríguez, la madre de una de las dos niñas que formaron parte del programa. Su hija hoy puede oír y comunicarse con los niños de su edad gracias al programa PADAI de Atención al Déficit Auditivo Infantil. Un proyecto impulsado desde la Consejería de Salud y Servicios Sanitarios y que la Fundación completa con trabajos de estimulación auditiva desde temprana edad. Asturias es un ejemplo de colaboración entre las instituciones para la atención de niños sordos y así lo ha querido destacar el director del centro. "Algunos de los padres han venido de muy lejos para que sus hijos obtuviesen la correcta atención", añadió. En el acto de graduación también recogieron sus diplomas los alumnos de Formación Profesional de Informática, la promoción de Técnicos Superiores y las promociones de Mediación Comunicativa y Audiología Protésica. Estas últimas áreas, muy relacionadas con la atención que ofrece el centro a niños sordos, obtienen un alto grado de ocupación una vez que terminan sus estudios, según explicó Rivas.

Al evento también asistió la directora de Servicios Sociales de Proximidad, Lina María Menéndez, el diputado popular Matías Rodríguez Feito y Eva Cordero, en representación de la Universidad de Oviedo. Todos ponderaron la valentía de las familias y la encomiable labor de la Fundación Vinjoy.

La celebración terminó con la celebración de una fiesta asturiana en la que no faltó la sidra y los juegos infantiles. Una jornada distendida en la que se respiró la satisfacción de las familias al ver a sus hijos dar un pasito más hacia la integración.