"Celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña sin autorización del Gobierno español es imposible, y además resulta totalmente inviable con la Constitución en la mano". Enric Juliana, periodista catalán, director adjunto de "La Vanguardia" y delegado del diario en Madrid, realizó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA un sosegado análisis, sembrado de realismo y cierto optimismo, acerca de la realidad de España y Cataluña y de lo que puede pasar a partir del 2 de octubre, el día después de la consulta soberanista convocada por el Gobierno de la Generalitat.

Juliana, que fue presentado por Ángeles Rivero, directora de LA NUEVA ESPAÑA, presumió de la rama de su familia, catalana de pura cepa, que se instaló en Asturias a finales del siglo XIX e incluso estableció paralelismos históricos entre ambas regiones. "Los dos territorios vivieron la Revolución industrial y después afrontaron una crisis".

Precisamente a la crisis más reciente, la que cuenta en su libro "España en el diván", se refirió el periodista, para destacar el carácter "orgánico" del declive que ha atravesado el país en los últimos años. "No ha sido sólo un fenómeno económico, la cosa va más allá y por primera vez ha empañado las perspectivas de los jóvenes, que tienen un futuro muy incierto por delante". Esa falta de claridad en el panorama ha contribuido a enturbiar las relaciones entre España y Cataluña: "La propia percepción de la realidad se elabora desde perspectivas culturales distintas; el miedo a los recortes y a la reducción presupuestaria ha sido fundamental en la gestión de todo este proceso".

Si en los años 70 la crisis del petróleo supuso que muchas industrias sucumbiesen, en esta recesión España ha atravesado momentos de shock que pudieron tener consecuencias catastróficas. "Se podía haber producido la intervención de la economía y al final no sucedió; esto es muy relevante porque hubiera afectado a las pensiones", indicó Juliana. Los índices y estadísticas tampoco ayudan a despejar el panorama: "La tasa de nupcialidad cayó a la mitad desde el 76 y la de natalidad es la más baja de la UE, con lo cual el ciclo de reposición social está seriamente averiado. Entramos en una fase de aceleración e incertidumbre; eso trae desasosiego y explica otras crisis que vivimos".

Juliana citó la pérdida de confianza en las instituciones y partidos políticos y la crisis territorial. "No quiero dibujar un panorama excesivamente negro, somos un país democrático, perteneciente a Europa. Algunas de las tensiones que hay ahora en España hace 40 años habrían derivado en algún drama, pero ahora la malla europea, si no se estropea, es una garantía; quien se salga del camino será penalizado". Juliana invitó al optimismo y se mostró contrario a esa idea que toma cuerpo en algunos sectores acerca de que "la Transición fue una gran bajada de pantalones por parte de la izquierda". "Es cierto que llegar a consensos es hoy mas difícil que hace cuarenta años", reconoció." "Hoy somos más libres pero los retos son más complejos", añadió.

La conferencia de Juliana, realizada con la colaboración de Germán Ojeda, cerró el curso del ciclo "Teatro crítico universal", impulsado por el Ayuntamiento de Oviedo y la Universidad, que regresará en otoño, como anunció Francisco José Borge López, vicerrector de Extensión Universitaria y Proyección Internacional de la Universidad de Oviedo.

Ángeles Rivero, que alabó el ciclo clausurado ayer, presentó a Enric Juliana como "un periodista necesario, imprescindible para comprender lo que ocurre, especialmente ante la sobreabundancia de información fragmentada e inconexa, cuando no falsa, que nos llega a través de internet y las redes".

Roberto Sánchez Ramos, presidente de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, calificó de "fundamental e importante" la colaboración entre la Universidad y el Ayuntamiento. "Soldar esfuerzos es un buen camino", concluyó.