Un hombre "bueno, noble y querido" cuya vida se vio lastrada por su mala fortuna en las relaciones personales. Así recordaron ayer vecinos y allegados la figura de José Manuel Fernández "Lolín" con motivo del funeral celebrado en la Tenderina apenas dos días después de que su cadáver apareciera apuñalado en el cuarto de basuras de un portal del edificio de Salesas.

Finalmente, el cuerpo del fallecido pudo estar presente en los oficios que sirvieron también de despedida de una parroquia en la que pasó mucho tiempo. "Solía venir a ver al Cristo de la Misericordia, lo miraba a los ojos y hablaba con él", señaló el párroco de San Francisco Javier de la Tenderina, Alberto Reigada, que recordó a "Lolín" como un hombre "popular" cuya "trágica muerte" lamentó. "No hay ningún interés que justifique la muerte de un hermano", dijo Reigada sobre unos actos violentos "que provocan "horror y asco".

Al funeral, al que por la tarde siguió la incineración del cuerpo, asistieron varios familiares y muchos vecinos del fallecido, que durante alrededor de veinte años residió en el barrio. "Nosotros creemos que tiene que ser un homicidio", apuntó una prima de la víctima que al igual que declaró la hermana de la víctima a LA NUEVA ESPAÑA adviritió a su pariente de sus malas compañías. "Tarde o temprano tenía que pasar algo porque se rodeaba de gente peligrosa", explicó.

En la misma línea se pronunció una de las abogadas que defendió al fallecido en alguno de sus problemas judiciales con sus exparejas. "Pasó de Guatemala a Guatepeor", indicó la letrada en referencia a los problemas que sufrió durante sus cuatro años de casado, que se agravaron cuando fue a vivir con su última pareja, fallecida el viernes, a la zona de Salesas. "Cuando la conocimos casi nos caemos para atrás", apunta sobre el mal aspecto que asegura tenía la pareja ya fallecida. Reacciones, todas ellas, vertidas en un ambiente enrarecido a causa de la falta de información que desvele los motivos de la muerte: "Seguimos en vilo", declaró una familiar.