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Un cuarto de siglo de lucha y orgullo

Xega, fundada en 1992 con la prevención del sida y el respeto social a la homosexualidad como primeras batallas, pelea 25 años después por el fin de las agresiones y el acoso

Julián Alonso. LNE

La creación de una asociación para defender los derechos de las personas homosexuales llevaba tiempo ocupando unas conversaciones que se intensificaron en Asturias en el último trimestre de 1992. En aquel momento llegó a la región, procedente de Barcelona, José Manuel González con quien por aquel entonces era su pareja, Jordi Pascual, y que se convertiría después en el primer coordinador de la asociación que iban a crear. Ambos imprimieron un enfoque práctico al debate y fueron de los principales aceleradores del proceso que llevó a la fundación de Xega en un restaurante ovetense el 1 de diciembre de ese año. La fecha de la creación no fue casual y se hizo coincidir con el Día Mundial de la Lucha Sida, el primer gran caballo de batalla de Xega, que cumple 25 años de reivindicaciones y victorias y que promete no bajar la guardia mientras siga habiendo agresiones, casos de acoso y la orientación sexual siga siendo una fuente de discriminación.

"En aquel momento era una enfermedad totalmente incurable", recuerda el profesor de Secundaria de 58 años José Manuel González, que señala que mientras que Asturias tenía una gran tradición reivindicativa en materia laboral, por ejemplo, se estaba quedando atrás en lo que respecta a los movimientos de protesta que ya habían iniciado gais, lesbianas, bisexuales y transexuales en otras partes del país: "Había un déficit importante en la región". Xega sirvió para cubrirlo y, en aquellos primeros años, además, las campañas de prevención y toma de conciencia contra el Sida se dieron la mano con la necesidad de lograr una normativa que reconociese los derechos de las personas homosexuales. "Íbamos a ver a nuestras parejas al hospital y nos impedían el paso porque legalmente no éramos nada para ellos", recuerda José Manuel González. Una situación que se agravaba, en muchos casos, por la homofobia de las familias. Esa fue, en un principio, otra de las grandes batallas. "Queríamos lograr respeto social", cuenta Julián Alonso, que está en Xega desde sus inicios y fue coordinador general entre 1997 y 2001: "Muchas personas tenían miedo a perder el trabajo o que su familia les diese la espalda si salían del armario y teníamos que conseguir que cada vez más gente pudiese hacer visible sin que supusiese un trauma".

Los prejuicios, en el frente del sida y de la aceptación social, eran una constante que Xega tuvo que esforzarse por desmontar en todas sus acciones. "Con el VIH -virus responsable de la infección que en su fase más avanzada provoca el Sida- había una gran confusión. Nadie sabía de dónde venía, cómo se propagaba ni qué medios de prevención podían utilizarse", señala Julián Alonso, profesor de Primaria de 54 años, que indica que en aquellos años se colaboró el Comité Antisida de Asturias y otras organizaciones para promover el uso del preservativo. "Había mucha gente que moría y quienes sobrevivían sufrían una gran pérdida de calidad vida", comenta el antiguo coordinador, al tiempo que dice que Xega impulsó una reclamación para que se dejase de hablar de "grupos de riesgo", para no estigmatizar a ningún colectivo. En su lugar, propuso que se utilizase el término "prácticas de riesgo" y se pusiese en marcha un protocolo de prevención.

También hubo colaboraciones con el gobierno nacional, que cuando Xega daba sus primeros pasos llevaba a cabo una campaña que promovía el respeto a personas con discapacidad, inmigrantes, homosexuales y otros colectivos discriminados. "Nosotros la presentamos en el teatro Campoamor", recuerda Julián Alonso, que mira atrás y celebra que "tuvo muy buena acogida".

A partir de entonces comenzaron los movimientos para lograr una ley de parejas a lo largo de la década de los noventa y que sirvió como primera piedra para la aprobación, años después, del matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Y a lo largo de toda la historia de la organización, las fiestas de San Mateo han sido uno de los altavoces más utilizados por Xega. Muchos miembros de la organización colaboraban en el chiringuito "El Topu Fartón", que durante el último cuarto de siglo ha servido de amplificador a las reivindicaciones del colectivo contra la discriminación por motivos de orientación sexual. Y también un lugar para celebrar los avances que ha logrado la organización desde su fundación. Uno de los más reseñables, aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005 pilló a Yosune Álvarez, actual coordinadora general, recién llegada a Xega. "Se ha avanzado mucho pero aún queda mucho por lo que luchar. Estamos trabajando con los grupos políticos de la Junta General del Principado para lograr una ley integral que proteja a las personas transexuales que ahora mismo son las más vulnerables del colectivo", señala la trabajadora de hostelería, de 37 años. Desde Xega se impulsa que el cambio en el registro sea más rápido para que la documentación se adapte cuanto antes a los cambios físicos que asumen los transexuales. "Los trámites suelen durar unos dos años que es mucho tiempo y supone un gran impedimento para su vida diaria. Y apunta que aunque "los jóvenes se visibilizan antes por el cambio social", a los mayores les cuesta más: "Romper con una familia y el miedo a que se vea dañada su consideración social les echa mucho para atrás".

Los miembros de Xega recuerdan, además, que la homosexualidad se sigue condenando con la pena de muerte en muchos países y que en España sigue habiendo agresiones, acoso y discriminación. Y mientras haya motivos, los miembros de la organización asturiana seguirán luchando para sumar a la larga lista de logros del última cuarto de siglo, la "normalización plena", que los espacios de ocio sean seguros y que los niños transexuales no tengan que sufrir los ataques de sus compañeros de clase.

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