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Aventura y aprendizaje, de nuevo entre las olas

Tomás Cortizo y Baldomero Argüelles, los asturianos veteranos del buque escuela "Creoula", cuentan que en el barco se aprende "a cuidar el mar y a trabajar en equipo"

El buque "Creoula", el pasado sábado, en el puerto de Cádiz. J. F. D.

La Universidad Itinerante de la Mar (UIM) surca los mares otro verano. El navío portugués "Creoula", que sirve de aula para cursos de navegación, medio ambiente o geopolítica, suma nuevas travesías a las 17.000 millas náuticas -unos 31.500 kilómetros- que ha recorrido desde que las universidades de Oviedo y Oporto se unieron a la Escola Naval de Lisboa en 2006. Desde entonces, se ofrecen a bordo del barco de 67 metros de eslora diferentes actividades formativas que ya han disfrutado más de un millar de estudiantes. Ayer desembarcaron en Cartagena los primeros viajeros de este verano, 34 jóvenes españoles y portugueses de edades comprendidas entre 14 y 23 años, entre ellos 19 alumnos del colegio ovetense Santa María del Naranco (Alter Vía). Llegaron a puerto tras haber partido de Lisboa hace una semana y dejan espacio para los "instruendos", como se conoce a bordo a los alumnos, que cursan estudios universitarios. Hasta el próximo día 12, los 'mayores' surcarán los mares en la duodécima edición de UIM, que lleva por título "Liderazgo y trabajo en equipo" y que viajará a Lisboa tras desviarse a Mallorca.

"A bordo, los chicos aprenden a trabajar en equipo y también a conocer mejor el mar", explica Baldomero Argüelles, que ha acompañado a los alumnos de Secundaria en su trayecto entre Lisboa y Cartagena y lleva cinco años embarcándose como colaborador de la UIM. Además de los cursos y charlas, los "instruendos" se dividen en grupos que realizan turnos de trabajo de cuatro horas, conocidos como cuartos, y realizan tareas como izar las velas, recoger los cabos, ayudar en cocina, limpiar los baños o manejar el timón. A pesar del esfuerzo, el coronel en la reserva y exdelegado de Defensa Baldomero Argüelles, que ha ejercido como director por la Universidad de Oviedo en la edición de la UIM Junior que acaba de terminar, destaca que los chicos disfrutan mucho de la aventura en el mar: "A pesar de que se trabaja de forma constante y el cansancio se acumula, todos quedan encantados y con ganas de volver". Además de ampliar su conciencia marítima, los jóvenes que navegan en el "Creoula" disfrutan de una enriquecedora convivencia con alumnos extranjeros, en esta ocasión portugueses. El navío, cuya construcción finalizó en 1937 y se dedicó a la pesca de bacalao hasta 1973, ya ha servido de medio de aprendizaje y transporte para alumnos y profesores de 16 nacionalidades distintas.

Tomás Cortizo, catedrático de Geografía jubilado, es uno de los colaboradores más antiguos de la UIM, de la que participa la Universidad de Oviedo a través del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet). Cuenta que ha realizado 12 viajes a bordo del navío de la marina portuguesa, que desde 1985 ha sido utilizado por diferentes instituciones para realizar "actividades científicas, de análisis del mar y la vida marina". Desde 2006, además, la UIM ha celebrado diversas actividades educativas en las que ha participado Tomás Cortizo, que comenta que los "instruendos" se llevan a tierra el compañerismo y aprenden a salir de su zona de confort mientras limpian la cubierta o pelan patatas para ayudar a los cocineros de la tripulación. "Realizan tareas que no son habituales en su día a día y que a los jóvenes les parecen sorprendentes", dice el catedrático de Geografía, uno de los habituales de las travesías que unen conocimiento y aventura a bordo del "Creoula" y que surcan los mares un verano más.

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