El último día de las fiestas de Santullano, en Las Regueras, terminó con presencia policial y una persona en urgencias por un ataque de ansiedad. "Unas cien personas rodearon mi casa y tiraban botellas, petardos y botes de gas a la casa. Dejaron marcas en dos persianas y la puerta: esto no se puede consentir". Este es el relato de Ángel Gómez, vecino de Santullano, sobre lo ocurrido en la noche del lunes en las fiestas de la Sacramental. Hasta en tres ocasiones se personó la Guardia Civil llamada por este vecino, que se quejaba de los ruidos. La noche terminó con dos patrullas custodiando su casa para controlar a un grupo de jóvenes exaltados por los insultos de éste.

A las doce y media de la noche, tras el reparto del bollo y con la verbena en marcha, Gómez llamó por primera vez a la Guardia Civil: "estábamos dentro de casa, sentí mucho barullo fuera y comenzaron los botellazos". La pareja de guardias que se personó en el lugar de los hechos tomó declaración de lo sucedido y se retiró. A las dos y cuarto tuvo que volver alertados por una segunda llamada. No fue la última. A las tres y media de la mañana, cuando terminó la orquesta, tuvieron que trasladarse dos patrullas. "Yo mismo pedí que se terminase a esa hora porque con la música, en mi casa tiemblan hasta los platos", asegura. Con el cierre del telón se desató la locura.

Un grupo de jóvenes comenzó a silbar para protestar por el final de la fiesta y Ángel Gómez salió de su casa para ver qué ocurría. Según testigos, insultó al grupo de jóvenes y les sacó cortes de manga. Su casa se encuentra a escasos metros del prao de la Rasa, donde se celebra la fiesta, por lo que muchos jóvenes hicieron el ademán de cruzar la calle para enfrentarse a él. "En ese momento nos lanzaron de todo, si no llega a ser por la Policía nos tiran la casa abajo", denuncia Gómez mientras muestra las muescas que presenta la puerta y las persianas, fruto de los golpes, según dice.

Su pareja tuvo que ser trasladada en ambulancia al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por un ataque de ansiedad y su hermano, aquejado del corazón, tuvo que ser medicado. "Llevo nueve años peleando para que quiten las fiestas de aquí, si no hay sitios que los pinten", remata este vecino. Tiene previsto denunciar a la comisión de festejos y pedirá responsabilidades al Ayuntamiento. Isabel Méndez, alcaldesa de Las Regueras, condena los altercados de la pasada noche pero asegura que no le ha llegado ninguna petición formal para cambiar de ubicación los festejos.

El grupo encargado de organizar las fiestas lamenta lo ocurrido y matiza los detalles del relato del vecino: "a esas horas en el prao no había cien personas, como mucho eran unas cuarenta". Manuel Álvarez es uno de los principales afectados. El vecino le acusa de ser uno de los responsables de los altercados. "Siempre que algo le molesta me denuncia a mí". Este joven asegura que el dueño de la casa pretende terminar con la fiesta y arremete contra él porque su padre es el propietario del prao de la romería.