La identificación de los conocidos como "testigos de plástico" que los ladrones utilizan para marcar las puertas con el objetivo de controlar las entradas y salidas de los vecinos de las viviendas no resulta nada sencilla. Se trata de cintas diminutas cuya longitud apenas supera el par de centímetros en algunos casos y su ancho suele tener varios milímetros. Son colocadas entre los marcos de las puertas y las propias puertas. En caso de que éstas sean abiertas, el testigo o bien se parte o se mueve dando evidencias de actividad en la vivienda.

Una vez que los cacos corroboran que durante varios días el testigo permanece intacto ven su oportunidad de asaltar la vivienda, generalmente con el método "bumping". Habitualmente, los testigos suelen colocarse en la parte baja de las entradas, aproximadamente a una altura de 30 centímetros, lejos del ángulo de visión que los residentes tienen en el momento de abrir la cerradura. Su detección resulta difícil a simple vista, pues su tamaño diminuto hace que se precisen elementos como lupas para verlo con claridad.

Lo recomendable para tratar de evitar los robos es que, en caso de largos periodos vacacionales, los vecinos dejen a familiares o personas de confianza al cargo de visitar la vivienda con suficiente frecuencia como para que los ladrones puedan llegar a pensar que la casa está vacía.

Del mismo modo, la Policía subraya que la colocación de las marcas de plástico suelen venir a continuación de visitas de personas desconocidas a los portales. Por este motivo, los agentes hacen un llamamiento para intensificar la vigilancia sobre la presencia de gente extraña en las viviendas y llamar a la Policía Nacional ante la más mínima sospecha de que pueda tratarse de un delincuente.