Dicen que el ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Pero Gumersindo Rodríguez López ya no volverá a caer en la "trampa" de colocar mal la bandeja con sus pertenencias al pasar el arco de seguridad obligatorio para entrar a las oficinas de la Agencia Tributaria, en la calle Progreso 2. Lo que sí hará es exigir que le devuelvan un teléfono móvil, en las mismas condiciones que se hallaba su Nokia antes de "besar el suelo" al desprenderse de la cinta transportadora.

Todo empezó hace dos meses, cuando este vecino de Lugones se acercó al edificio de Hacienda, con el fin de solicitar un aplazamiento del pago de sus impuestos. Cuando llegó la hora de superar los controles reglamentarios, el encargado de seguridad que se encontraba de servicio no le especificó cómo debía colocar la bandeja con sus pertenencias. Entre ellas se incluían las llaves de casa, unas monedas y un móvil Nokia del modelo Lumia 630.

Gumersindo había puesto la bandeja en posición horizontal, pero ésta rebasaba el ancho del rodillo y terminó volcando. "Si sabían que la bandeja debe ir orientada de una forma específica, doy por hecho que alguien tendría que haberme prevenido", se queja Rodríguez. El móvil quedó suspendido un segundo y cayó con estrépito. Fue el propio responsable de seguridad el que, en primera instancia, se apresuró a recogerlo del suelo. La carcasa se había desencajado tras el tremendo impacto y su propietario reaccionó espontáneamente clamando, "¡el teléfono se ha estropeado!". Por su parte, el guardia de seguridad señaló la cámara instalada en el hall y se limitó a advertirle de que les cubría un seguro a todo riesgo.

Más tarde, Gumersindo comprobó el estado de la pantalla y se dio cuenta de que, siendo táctil, su móvil ya no funcionaría. Al día siguiente regresó a las oficinas, en esta ocasión con ánimo de presentar una queja. Tuvo que volver a pasar por el arco de seguridad y esta vez no dudó en colocar la bandeja en dirección vertical. Luego se dirigió al departamento de reclamaciones y explicó su situación a la chica de atención al cliente. "Lo lógico es que me devuelvan mi móvil u otro parecido", razona Gumersindo.

Protocolo de seguridad

Una semana más tarde, le enviaron una carta del área de Consejo para la Defensa del Contribuyente, en la cual se justificaba el protocolo de seguridad y se argumentaba que el móvil no cayó al suelo, sino a otra bandeja que cuelga debajo del rodillo, "precisamente para evitar casos como éste". A lo que el lugonense responde tajante que "si no hubiera impactado contra el suelo, la carcasa no habría saltado por los aires".

"Yo lo que aspiro es a denunciarlo públicamente lo que me ha sucedido en Hacienda para que nadie cometa el mismo error. Al fin y al cabo, el móvil no cuesta tanto dinero y si no me lo devuelven, que no lo harán, tanto me da", se resigna Gumersindo.