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El Cabildo alerta del estado de la plaza de la Catedral: "Pide a gritos una reforma"

Los expertos proponen ajardinar el espacio ante la basílica y promover la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el casco antiguo

El Cabildo alerta del estado de la plaza de la Catedral: "Pide a gritos una reforma"

Si hay un lugar frecuentado en Oviedo por los turistas ese es la plaza de la Catedral o de Alfonso II, un lugar de paso hacia los monumentos y museos de la zona antigua. Desde el derribo de las casas que se levantaban ante la basílica de San Salvador, a finales de los años 20 del pasado siglo, y la peatonalización de ese espacio, a principios de los 90, el aspecto de la plaza apenas ha cambiado. Es un espacio despejado, a excepción de la fuente próxima a la Rúa, donde el gentío se pasea a la intemperie y sin ningún lugar donde sentarse a descansar y admirar el entorno. El deán de la Catedral, Benito Gallego, sostiene que "la plaza está pidiendo a gritos una reforma" y añade escuetamente que "no hace falta ni decirlo, todo el mundo lo puede ver: está hecha una pena". El historiador Juan Carlos Aparicio va un poco más allá y propone un plan complementario al de las obras de conservación de la basílica, para dignificar y reordenar el espacio que la rodea.

Juan Carlos Aparicio, que además de doctor en Historia del Arte ha sido guía de la Catedral, hablaba hace unos días en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA sobre la oportunidad de replantear ese espacio con ocasión de la presentación de la Arca Santa, recién restaurada. Él hace propuestas concretas, tanto urbanísticas como para incrementar la protección de los monumentos.

Unos jardines para la plaza. Juan Carlos Aparicio sugiere convocar un concurso de ideas para ver cómo reorganizar la plaza de la Catedral de la mejor manera y lanza algunas ideas, como crear unos jardines aterrazados, con bancos. También aconseja intensificar y modular la iluminación y actualizar la señalización de los puntos de interés turístico. No estaría de más, opina, extender la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco que el Prerrománico tiene hace décadas a la Catedral. Desde el Cabildo, el deán no se aventura tan lejos. Opina que son los urbanistas los que deben decidir cuál es la mejor manera de aprovechar y revalorizar ese espacio, dándole más realce a la Catedral. El Ayuntamiento de Oviedo tiene en cartera la renovación del pavimento de la plaza, una obra a la que destinará cerca de dos millones de euros y que acometerá este año.

Los eternos puntos negros. El solar abandonado de la calle Santa Ana, donde en su día se habló de abrir el Museo de la Ciudad, el Tránsito de Santa Bárbara y la casa de los Llanes, en la esquina más noble de la plaza de la Catedral, frente por frente a la basílica, son espacios que requieren una intervención urgente. Podría empezarse por algo temporal, a la espera de decisiones de gran calado, indica Juan Carlos Aparicio, por ejemplo, adecentando el solar del martillo de Santa Ana y habilitando en él unos jardines anexos al Museo de Bellas Artes.

De espaldas a las instituciones. El deán asegura que no tiene noticia de los planes del Ayuntamiento para renovar el pavimento de la plaza de la Catedral y que es habitual que el Gobierno local tome decisiones sobre el casco histórico sin informar ni consultar a las instituciones que están presentes en él, desde el Cabildo y las iglesias parroquiales a los museos Arqueológico y de Bellas Artes. "El Ayuntamiento no tiene obligación de consultar a nadie, está en su derecho de equivocarse", manifiesta Gallego.

Una cuestión de volumen. Se aproxima San Mateo y, con las fiestas, los conciertos multitudinarios en el escenario de la plaza de la Catedral. El deán ya ha alertado reiteradamente del peligro que entraña la vibración producida para la basílica y para los monumentos del entorno. Juan Carlos Aparicio coincide con él. "Nada de grandes conciertos y mucho ruido, para animar el Antiguo lo mejor son actividades como las programadas por el Ayuntamiento este verano: recitales y actuaciones culturales en claustros y museos", sostiene.

Turismo, con moderación. El objetivo del plan que propone Aparicio es dignificar el Antiguo para avivar el interés de los visitantes. "Oviedo ya lo tiene todo, solo debe unir fuerzas y hacerlo valer", comenta el historiador. El deán entiende que "turismo y religión son compatibles", pero tiene claro cual es el sentido último de las reliquias, que no son una atracción sino objetos de fe. "Tememos que se nos vaya de las manos", admite. Por eso, él es partidario de evitar grandes exposiciones y eventos, aunque sea en una ocasión tan feliz como la restauración del Arca Santa.

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