Los usuarios que ayer se encontraban esperando para ser atendidos en el área de radiología del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), a eso de las once y media de la mañana, se llevaron un buen susto al ver como una cristalera de grandes dimensiones del segundo piso se rompía y se hacía pedazos casi de inmediato, para estamparse a continuación contra el suelo. Por fortuna, no hubo que lamentar heridos, aunque el personal sanitario insta a tomar medidas ante el segundo suceso de esta naturaleza que se registra en poco tiempo en esa zona del edificio, para evitar posibles desgracias.

Según testigos, el crujido del cristal sirvió de advertencia para las personas que se encontraban en ese momento en los bancos del pasillo esperando turno. "Un fuerte ruido avisó de que algo estaba pasando", declaró una sanitaria que pasaba por un balcón del primer piso cuando vio como se desprendía el cristal, con unas dimensiones aproximadas de tres metros de alto y algo menos de uno de largo.

Los hechos causaron un importante revuelo tanto entre los pacientes como entre los trabajadores, que se felicitaban por el hecho de que todo el mundo saliera ileso. "Tuvimos suerte, ya que al ser verano había menos gente de lo habitual", comentaba una empleada en un corrillo junto a otras compañeras.

No es primera vez que tiene lugar un suceso de este tipo en el HUCA. Fuentes sanitarias confirman que hace unos meses se produjo un episodio similar en otra parte del edificio y que ya hubo zonas de esa misma cristalera que se resintieron, aunque sin llegar a caer al suelo.

"Ya hubo cuatro problemas de crujidos y roturas repentinas, así que no es de extrañar que se vuelvan a repetir", subrayan las mismas fuentes sanitarias.

Los responsables del hospital decidieron de manera inmediata acordonar la zona afectada por el suceso de ayer, mientras que personal de mantenimiento del equipamiento sanitario se encargaba de limpiarla. Dos operarios accedieron hasta el cristal roto, situado a la altura de la segunda planta del edificio, mediante un elevador, y tomaron medidas con la intención de reponer la cristalera lo antes posible.

Lo ocurrido no impidió que las consultas siguieran con normalidad, aunque los pacientes tuvieron que utilizar en muchos casos accesos alternativos a los habituales, pues el pasillo afectado quedó cortado con cintas.