La educación en emociones llega este curso a los colegios y los institutos ovetenses. Cómo tener una buena autoestima, afrontar los conflictos, mejorar su capacidad de adaptación, practicar "mindfulness" y plantearse qué valores van a guiar sus vidas son algunas de las cosas que podrán aprender los alumnos de los últimos cursos de primaria y de Secundaria del concejo de Oviedo. La concejalía de Educación que dirige Mercedes González (Somos) quiere introducir en las aulas las emociones y la afectividad, combatir la ludopatía entre los adolescentes y prevenir el acoso escolar y para ello, a partir del curso que está a punto de empezar, cuenta con la colaboración de los profesionales del Teléfono de la Esperanza y de la asociación Larpa (Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado).

"Las emociones no están suficientemente tratadas en los colegios, no se les da valor y educándolas resolveríamos muchos problemas de convivencia y de desarrollo personal de los adolescentes y jóvenes", manifiesta la concejala de Educación, que en su día colaboró como voluntaria con el Teléfono de la Esperanza.

Esta formación, estructurada en varios talleres de una hora de duración, se ofrecerá a todos los colegios e institutos del concejo de Oviedo, tanto a los centros públicos como a los concertados, que podrán elegir entre el repertorio disponible, creando su propio itinerario educativo en emociones, según explica la psicóloga del Teléfono de la Esperanza, Rosa de Arquer. "Están pensados para que sea dinámicos y prácticos", señala, y serán impartidos por psicólogos como ella y profesionales del Derecho.

La mayoría de esas actividades, según explica la concejala, se desarrollarán en horario escolar, el segundo y tercer trimestre del curso. El Teléfono de la Esperanza está pendiente de que la Fundación Edp confirme su respaldo a la iniciativa y a principios del mes de septiembre los responsables de la concejalía de Educación se reunirán con los de los centros educativos para ponerles al corriente de esta nueva oferta.

"Nunca se había trabajado de esta forma en las aulas", afirma Mercedes González, y si bien es cierto que ha habido experiencias puntales en algunos colegios asturianos, hasta ahora nadie había emprendido una acción tan ambiciosa como la del Ayuntamiento de Oviedo.

La titular municipal de Educación explica que habrá dos talleres para los últimos cursos de Primaria, sobre empatía y autoestima. El resto se impartirán en Secundaria y estarán orientados a enseñar a los adolescentes a gestionar los conflictos, ya sea entre amigos y compañeros o en familia; también a relacionarse mejor con la alimentación, conociendo su influencia en los estados de ánimo y previniendo comportamientos compulsivos.

Los últimos cursos de ESO y bachillerato estarán dedicados a trabajar la ansiedad, la resiliencia, la actitud y los valores, y habrá un taller de "mindfulness" o atención plena.

Simultáneamente, la concejalía de Educación se propone atajar en las aulas un problema creciente entre los adolescentes y que es la adicción al juego. Para ello colaborará con la asociación Larpa. Mercedes González refiere que se detectan casos de ludopatía entre los niños, que se enganchan a través de juegos en internet que empiezan siendo gratuitos y que luego requieren dinero. "Hay jóvenes que adoptan la identidad de sus padres o adultos y llegan a sustraer dinero para jugar", comenta. Para prevenirlo y ayudar a los que han entrado en ese círculo el Ayuntamiento de Oviedo ofrecerá dos programas, uno para los alumnos de primer o y segundo de Secundaria y otro para los de tercero y cuarto. Ambos se desarrollarán durante todo el curso y estará a cargo de un psicólogo y una trabajadora social.

Además, la concejalía de Educación de Oviedo sigue adelante con el plan contra el acoso escolar, que este curso entra en su segunda fase y al que se incorporan seis nuevos colegios, con lo que ya son trece los centros que participan en él.

El programa de formación en emociones tiene un valor añadido, en el que hace reparar Rosa de Arquer : los talleres son impartidos por personal voluntario, del que los chavales pueden aprender lo gratificante que es colaborar desinteresadamente a mejorar la sociedad.