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Los Sábados, Fontán

En la meca del "bueno, bonito y barato"

La liquidación de negocios y la compra directa al fabricante, fuente de "chollos"

Eva María Jiménez frente a su puesto del mercadillo del Fontán. RUBÉN VEGA

Calzado, ropa, bisutería bolsas o cosmética. A precios al alcance de todos los bolsillos y con multitud de opciones para comparar mientras se pasea por el Fontán, donde los comerciantes anuncian sus ofertas con llamativos colores, gritan sus promociones a los cuatro vientos y tratan con familiaridad a todo aquel que pasea frente a sus puestos con la intención de colocarles sus "chollos" en la bolsa. "Tienes toda la numeración, cariño", le explica Ana Jiménez a una clienta que parece dispuesta a llevarse a casa un par de zapatos. Como reclamo, la vendedora se agarra al ahorro, junto a la calidad y la durabilidad de los productos, los tres pilares en torno al que gira la vida comercial del mercadillo que se coloca en las inmediaciones de una plaza que este año celebra su 225 aniversario y en el que la venta a pie de calle siempre ha sido uno de los principales reclamos para locales y turistas.

"Nuestro objetivo es vender bueno y barato", cuenta Ana Jiménez entre clienta y clienta. "A unos doce euros el par", indica, mientras señala el muestrario con las manos antes de marcar el precio límite: "No vendemos a más de quince euros". Y sus productos convencen a unos compradores que repiten, contentos con el resultado que les dieron los artículos que adquirieron en el corazón del Antiguo. "Guárdame estos y vengo en media horina a por ellos", le dice una de las clientas que revuelven el calzado expuesto. "Pero no me tardes porque los vendo como rosquillas", replica la comerciante mientras guarda los zapatos y los pone aparte. Y quienes se arremolinan frente a su puesto y echan mano al bolsillo para llenar de productos su día de compras, certifican sus buenas previsiones de venta para el día. "Suelo venir a por calcetines, bragas y otras cosas", dice Mireia Villamarín mientras ojea un par que tiene intención de llevarse a casa. "Los compré para mi madre y le resultaron muy cómodos. Somos de Ecuador y cuando vuelva de visita quiere llevar algunos para nuestros familiares", explica mientras analiza los ddiferentes modelos expuestos.

Pero en la plaza Daoiz y Velarde se vende mucho más que calzado. Mónica Acebal lleva un cuarto de siglo en el mercado y reconoce que "la gente viene atraída por el precio". Vende colorete, colonias, lápiz de ojos y otros productos de cosmética y explica que la mayor parte de sus productos vienen de liquidaciones y cierres de negocios y que por eso puede vender tan barato.

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