Oviedo es desde ayer y hasta el domingo de la próxima semana un fortín. Numerosos efectivos de la Policía Local, la Policía Nacional y la Guardia Civil, reforzados por seguridad privada y voluntarios de Protección Civil establecieron un dispositivo para velar por la buena marcha del pregón y el inicio de la programación festiva con unos exhaustivos controles, que incluso aumentarán en las jornadas sucesivas y que contribuyeron a generar grandes atascos en los principales accesos de la ciudad.

El principal objetivo del operativo era salvaguardar el Antiguo, donde se concentran las mayores multitudes, de posibles ataques terroristas como atropellos masivos. Para ello se establecieron cuatro anillos de seguridad: el más alejado del centro, de la Guardia Civil, veló por que camiones de gran tonelaje no entrasen en el casco urbano. El segundo, de la Policía Nacional, en las circunvalaciones, mientras que el primero contó con participación de la Policía Local con ayuda de agentes de la Nacional vestidos de paisano, así como los cuatro bolardos de la calle San Francisco, a los que se sumarán otros ocho en los próximos días en distintas ubicaciones.