Seguro que la ovetense S. L. S. J. se lo piensa dos veces antes de volver a excederse con el alcohol para después coger el coche. La mujer, que tiene 41 años de edad, fue detenida en dos ocasiones durante las primeras horas de la mañana de ayer por conducir con un alto estado de embriaguez y ahora tendrá que enfrentarse a dos delitos graves contra la seguridad vial, dos infracciones que se juzgan por la vía penal y que podrían costarle varios miles de euros y muchos meses sin carnet. La resaca de la noche anterior podría ser dura.

El relato de los hechos comienza a las ocho menos diez de la mañana en la rotonda en la que confluyen las calles Río Caudal y Ángel Cañedo, cerca del Palacio de los deportes. A esa hora, los agentes de una patrulla de la Policía Local se encontraban de ronda por la zona y observaron un vehículo parado en el ceda al paso que precede a la rotonda cuando en el interior de la misma no hay ni un sólo coche que le impidiese avanzar. Además tenía las luces apagadas. Al ver a la Policía el "coche sospechoso" se puso en marcha y giró hacia la calle Ángel Cañedo aún a oscuras, sin encender las luces. Entonces le dieron el alto.

El coche lo conducía S. L. S. J., que según consta en el parte levantado por los agentes, presentaba claros síntomas de haber bebido cuando los policías le mandaron bajarse del coche. Ante esa circunstancia los agentes la invitaron a hacerse una prueba de alcoholemia con un dispositivo portátil, algo a lo que accedió sin que hubiese que convencerla mucho. La mujer arrojó un resultado de 1.08 miligramos de alcohol por litro de aire expirado, o lo que es lo mismo: multiplicó por cinco los límites establecidos por la ley. Los agentes la llevaron a las dependencias policiales para someterla a la prueba reglamentaria de alcoholemia -el alcoholímetro portátil no vale como prueba ante el juez- y los resultados fueron idénticos, de nuevo 1.08 miligramos por litro de aire expirado, con lo que en comisaría procedieron a las formalidades para que S. L. S. J. pase a juicio rápido por estos hechos. Llevó un tiempo entre papeleos, pero la mujer se fue a casa y su coche se lo llevó la grúa al depósito municipal.

Tres horas después de la primera detención, a las once menos diez de la mañana, la detenida cogió otro coche y se presentó en el depósito de la grúa. Aparcó y se bajó del vehículo para acudir a la ventanilla a por el coche que le habían retenido. Los policía municipales que estaban de servicio, al comprobar la documentación, se dieron cuenta de que se trataba de la mujer que había sido detenida poco antes por conducir ebria y que, ahora, se disponía a retirar su vehículo después de haber llegado hasta allí circulando con otro distinto. Además, según los agentes, parecía que los efectos de la bebida no habían desaparecido. Con las mismas, volvieron a invitarla a hacer la prueba de alcoholemia, ella volvió a acceder y en la pantalla del aparato aparecieron 0.86 miligramos de alcohol por litro de aire expirado, más de cuatro veces lo permitido.

Después volvió a repetirse el proceso. Otra vez trasladada a dependencias policiales, otra vez el papeleo, otra citación judicial igual que la anterior y otro coche en el depósito de la grúa. Menuda amanecida. Lo de su llegada al depósito con el segundo coche lo habían grabado las cámaras, pero por si había alguna duda, según fuentes policiales, la mujer reconoció que había llevado el vehículo hasta allí.