Fernando Morate trabaja como economista para la Comisión Europea y por eso reside en Luxemburgo, pero no hay día que no se acuerde de Oviedo. Lleva 18 años sin poder acudir a San Mateo, aunque eso no impide que cada mes de septiembre vuelva a sentir "esa especie de vacío" al no poder estar en casa en estas fechas.
- San Mateo y usted en Luxemburgo , ¿como lo lleva?
-Pues se lleva, pero me encantaría estar ahora mismo en San Mateo para disfrutar de la fiesta en vez de en Luxemburgo, que ahora mismo es una ciudad desierta (son las ocho de la tarde del sábado). Lo que pasa es que he estado en Asturias en verano y septiembre es un mes malo para volver a romper la rutina.
- ¿Es para tanto?
-Aquí no hay tantos bares, el ambiente en las calles no tiene que ver con el de Asturias, hay menos ambiente en general. Aquí las fiestas duran un día y al siguiente todo el mundo ha desaparecido. Es más, cuando hay alguna celebración uno se pregunta dónde ha estado toda esa gente el resto del año. Luxemburgo tiene cosas buenas pero en ese sentido no tiene nada que ver con Oviedo.
- Hace 18 años que no puede estar en las fiestas, ¿cuál es la última imagen que recuerda?
-Recuerdo las calles atestadas de gente, no poder caminar por el Antiguo a las dos de la mañana, las comida y la bebida de los chiringuitos, las noches largas y los días cortos... Sobre todo me acuerdo de los conciertos de San Mateo. Por ejemplo, hace poco estuve en un concierto de Sabina en París y la última vez que lo había visto había sido en Oviedo hace por lo menos veinte años.
- ¿Presume usted mucho de ser de Oviedo en Luxemburgo?
-Claro que presumo, estoy orgulloso de ser asturiano y español. No obstante tengo muchos amigos aquí que son de Oviedo y eso me ayuda mucho.
- ¿Si le tocara alguna vez leer el pregón que le diría a los ovetenses?
-Les trataría de explicar que la calidad de vida en Oviedo es excepcional y que la ciudad es maravillosa.
