"La Mari" cuajó rápido en San Mato y pronto enganchó al público, anoche, ante la Catedral. Reclamaba a su gente exclamando que tenían que bailar y acompañar las canciones con "palmitas", que "estamos en San Mateo, que no tenga que venir yo a recordarlo", exclamó con ímpetu, al mismo tiempo que el juego de luces llevaba el día a una plaza en tinieblas. "Chambao" firmó una noche redonda, en la que interpretó algunos de sus temas más conocidos, lució su flamenco chillo y alternó los éxitos con otras canciones más íntimas.

"Duende del sur" hizo las delicias de la Plaza de la Catedral. Aunque también "Rosa María", cuyo estribillo fue uno de los más tarareados, gozó de mucha aceptación. Idéntico resultado experimentó "Playas de Barbate", una de las canciones más antiguas de la banda del año 2003, incluida en el álbum "Endorfinas en la mente". La audiencia también se animó a gritar sus propuestas, aunque "La Mari" siguió con lo que tenía en mente, no sin pedir "tenemos que arrimarnos más, que hace falta mucho amor en el mundo".

Aunque el lleno quedó lejos, la plaza tenía un buen aspecto, teniendo en cuenta la riada de jóvenes que recorrían el camino inverso, hacia los chiringuitos de Porlier, y los que subían hacia el Parque de Invierno en busca de un buen lugar para los fuegos.

Escuchando la música, en primera fila y también incrustadas en el backstage varios grupos de fans desvelaban con su acento que estaban lejos de casa. "Chambao" se trabajó un concierto entre piezas íntimas y éxitos para montar un espectáculo que gustó tanto a los acérrimos como a los que se acercaron a ellos de forma casual.