Apropiación indebida continuada y profanación de cadáveres. Esos son los delitos que se les imputan a los cuatro trabajadores del cementerio municipal de Oviedo que han sido detenidos por la Policía Nacional como acusados de sustraer durante años los efectos personales de valor de los fallecidos que se encontraban en las sepulturas a la hora de exhumar los cuerpos. Según se desprende de la investigación, los enterradores se habrían apropiado de medallas, alianzas, pulseras u otro tipo de joyas que llevaban sus propietarios a la hora de ser enterrados, pero la mayoría de los efectos que se llevaban de los restos cadavéricos eran fundas dentales, casquillos de dentaduras y piezas de oro que después vendían en establecimientos de compra-venta. La Policía sospecha que habrían obtenido al menos 11.000 euros con esas prácticas. Los cuatro detenidos están en libertad con cargos.

La investigación se inició "en base a informaciones recibidas" por parte de los agentes de la Policía Nacional. Aunque la información hacía referencia a que la apropiación de los efectos personales de los cadáveres se podría producir antes de dar sepultura a los cuerpos, los agentes llegaron a la conclusión de que estos hechos se producían cuando se procedía a la exhumación de los cadáveres "para su envió al osario general". Es decir, que supuestamente los acusados sólo robaban entre los restos que no eran reclamados por las familias de los fallecidos al finalizar el periodo de alquiler de la sepultura. Según fuentes de la empresa que gestiona el cementerio, cuando se produce la exhumación de los cadáveres se les hace entrega a los familiares del difunto de sus objetos personales. Cuando nadie acude, los oficiales de cementerio deberían de entregarselos a los responsables de la empresa.