Oviedo se puso ayer en fila india para pasar su noche más larga. Se podían contar por miles las personas que hicieron colas de hasta una hora antes de acceder a algunas de las actividades culturales celebradas en recintos bajo techo. La Catedral, la Fábrica de la Vega, el Campoamor y el Monasterio de Las Pelayas ofrecieron una imagen inusual desde bien entrada la tarde. Poco importó que hubiese dos y hasta tres pases para ver tal o cual cosa. La gente no dejaba de llegar atraída por la oferta de ocio y por el efecto llamada, como cuando los clientes entran en un restaurante al ver las mesas llenas.

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Media hora antes de que la antigua fábrica de armas abriese sus puertas, ya había una veintena de personas aguardando en la entrada. Para cuando el Alcalde, Wenceslao López, llegó acompañado de Ana Taboada (Somos) y Roberto Sánchez Ramos, "Rivi" (IU), la cola doblaba la esquina de la calle Marcelino Fernández con el Adelantado de la Florida. Los representantes municipales recorrieron el conjunto fabril tomándose su tiempo tras inaugurar oficiosamente la Noche Blanca y, al menos Rivi y Taboada, poner la puntilla reclamando al Ministerio de Defensa la cesión de La Vega a la ciudad.

Se abrieron paso entre los ciudadanos que tomaron la delantera y se pusieron al fondo de la nave de metrología. En menos de un minuto empezó el espectáculo; una mezcla de improvisación de danza y música junto a proyecciones de cine mudo. Así se quedó el público que abarrotó el espacio. Eso sí, entre película y película (de muy corta duración) hubo aplausos a rabiar. El grupo "Improviso" se lo ganó con su peculiar técnica narrativa. A la salida de la nave se dieron de bruces con otra larga fila. Los del segundo pase ya eran legión, mientras otros apostaban por ir al antiguo archivo de la fábrica y contemplar la exposición "Rapsodia 2.1" y de paso, las ruinas del convento de la Vega.

Los que escogieron ir desde La Vega hasta Las Pelayas a eso de las siete y media de la tarde se encontraron con más actividades por el camino. Un nutrido grupo de personas hablaba animadamente en la calle Martínez Vigil de la II República y la Guerra Civil. Eran los participantes en la ruta guiada sobre los escenarios de la Revolución del 34. En lo alto de la vía otros esperaban pacientemente a que les llegase el turno para visitar la casa de las monjas de clausura, que todavía estaban cantando las vísperas. "Admitimos 150 ó 200 personas de cada vez", dijo un vigilante en la puerta. La mayoría se quedó fuera porque tal y como dijo una mujer, "el que algo quiere algo le cuesta". Mientras que otros cambiaron de ruta y optaron por consultar la guía de la Noche Blanca.

Entre las propuestas de las ocho de la tarde estaba la del Edificio Histórico de la Universidad, quizás una de las que menos aglomeraciones tuvo y más éxito cosechó. Diez escritores se pusieron al servicio de los ciudadanos para hacerles textos personalizados. Se sentaron alrededor el patio central ante mesas de madera y máquinas de escribir. Entrar en los dominios de Valdés Salas era como vivir una regresión en el tiempo y encontrarse en mitad de una vieja redacción de periódico.

"Mira qué máquinas más raras, mamá". Los críos alucinaron con el ruido de los teclados, las pulsaciones de los escritores y con las hojas de papel que les entregaron al final impresos con tinta. Gonzalo, Pablo y Carmen Mesa, de 13, 10 y 9 años, le contaron a la polifacética Nuria Herrera lo que les gusta hacer en verano y lo bien que se llevan como hermanos. Ella le dio al teclado casi sin pestañear y les dedicó un poema de cosecha propia bajo el título: "Tres cuentos al día".

"Vaya pasada. Menudo tesoro nos llevamos para toda la vida", dijo la madre de los chavales. Nuria es de Madrid y escribe poesía todos los días en el Palacio de Cristal y los domingos en el rastro: "Participar en la Noche Blanca de Oviedo es un lujo".

El "light painting" de la calle Cimadevilla sorprendió con luces fluorescentes a los viandantes más despistados y atrajo e incluso alumbró a los que iban camino de otro escenario público y gratuito, como por ejemplo el concierto de música barroca en el patio del Ridea a cargo de la formación "Concerto 1700". También hasta los topes.