"Paz y luz en medio de la noche. Bienvenidos a la Catedral de Oviedo y disponeos a contemplar el retablo mayor". Pasaban unos minutos de las ocho y media cuando los periodistas Azucena Vence y José Manuel Echéver comenzaron a narrar la vida de Jesús a partir de las escenas de la pared trasera de la capilla mayor. Los espectadores -creyentes y no creyentes- abarrotaron la bancada del templo, estuvieron de pie en las naves laterales e incluso se sentaron en el suelo con respeto.

El éxito de esta convocatoria de la Noche Blanca se supo de antemano, bastante antes de abrir el portón principal. La cola llegaba hasta la calle Mendizábal y no estaba en línea recta, sino que hacía zigzag en la plaza. La cantante Tina Gutiérrez, que interpretó varios temas durante la narración, no daba crédito mientras esperaba a entrar y prepararse para la actuación. "Es increíble. Esto da mucha responsabilidad". Su voz emocionó al público en los dos pases de media hora. Así, cantó el Ave María de Shubbert tras la narración de La Anunciación y estuvo acompañada por órgano y trompeta en otras piezas.

Cuando el primer pase dio comienzo, se formó una cola de idénticas proporciones a la anterior en unos minutos. "Llevamos aquí una media hora, pero no nos importa, yo creo que merece la pena". María Jesús Marco estaba era la primera de la fila para el segundo pase junto a su marido, su hijo y su nuera. El matrimonio vino de Valladolid para visitar a su hijo universitario en Oviedo y conocer la ciudad. Les tocó la Noche Blanca. "Desde luego, mejor recuerdo imposible".