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Maratón nocturno de ocio exprés

Los debates políticos sobre evacuación y seguridad ciudadana de las fiestas de San Mateo se diluyen en la Noche Blanca, un evento con masiva afluencia de gente

El Campoamor "arde" en la Noche Blanca

El Campoamor "arde" en la Noche Blanca

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El Campoamor "arde" en la Noche Blanca Elena Vélez

Las cifras nunca han sido el punto fuerte de nadie. Lo que para uno son centenares, para otro pueden ser miles llegando incluso a convertirse en millones según el más apasionado. Lo curioso es que todo el mundo opina y da su versión de los hechos sobre conciertos gratuitos al aire libre o manifestaciones. Ahí están los dispares números de la concentración de ayer en Barcelona a favor de la unidad de España. Dejando nacionalismos e independentismos a un lado, no se puede negar que había mucha, pero que mucha gente. Lo mismo pasó la tarde del sábado y la madrugada del domingo en un ambiente distendido y sin crispación. La Noche Blanca de Oviedo atrajo a una inmensa cantidad de personas. Las colas en fila india parecían una performance más de la programación con hileras de dominó humano aquí y allá, y el Dúo Sacapuntas se hubiera forrado bajo el Ayuntamiento y delante del Campoamor preguntando cómo estaba la plaza.

Con más de 60 actividades, 48 escenarios y una previsión meteorológica favorable, era fácil prever el éxito de la convocatoria. A excepción del factor climatológico, el Ayuntamiento tiene los mismos indicios de éxito en las fiestas de San Mateo. Sin embargo, lejos de provocar complacencia al gobierno local y a la oposición, cada edición surge la misma polémica sobre seguridad ciudadana. Ambos bandos se enzarzan en discutir sobre planes de evacuación, efectivos policiales, ambulancias, límites de aforo y controles de accesos durante las fiestas.

Pero ante la Noche Blanca los políticos y los técnicos enarbolaron una bandera blanca a juego con la velada. Dejaron en el almacén los doce bolardos frena terroristas que colocaron de urgencia en el Antiguo hace menos de un mes y se lanzaron a la vida cultural.

Y es que la improvisación es arte. El grupo de música y danza "Improviso" volvió a dignificar este concepto ante un público muy distinto al que fue a verle hace poco más de un año a la plaza del Paraguas. Aquella vez, un grupo reducido aplaudió un rompedor espectáculo en el que los bailarines acabaron por los suelos simulando desmayos. En la Noche Blanca hicieron algo parecido en la nave de metrología de la Fábrica de Armas de La Vega. Sillas llenas, gente de pie y otros esperando fuera a la segunda función en lugar de pasar de largo e ir a ver a Carlos Jean a la plaza de la Catedral, como sucedió en el San Mateo de 2016.

Luego está quien improvisa para superar obstáculos, que fue lo que tuvieron que hacer los organizadores del "videomaping" en la fachada del Campoamor. Poco antes de comenzar el primer pase de la espléndida producción de Cronistar para conmemorar el 125 aniversario del teatro, tuvieron que cortar temporalmente el tráfico en la calle Argüelles y tapar los semáforos con trapos negros para generar oscuridad y evitar que las luces de los coches y las señales interfirieran en la proyección. Si nadie lo remedia, el "Ave Fénix" coordinado por el escenógrafo Luis Antonio Suárez -de lo mejor de la noche- quedará en un mero recuerdo de la Noche Blanca de 2017 que sólo el público que se apiñó en la calle Pelayo entre las once y media de la noche y las cuatro de la mañana pudo disfrutar. Un trabajo así, con más de seis meses de preparación y un complicado entramado técnico, merece lucirse de nuevo.

Ana Taboada dijo en La Vega poco antes de iniciar tour nocturno con Wenceslao López y "Rivi" que "estamos al mismo nivel de ciudades como París, que ahora está publicitando nuestra Noche Blanca". Sacó la referencia de la web "quefaireparís" (qué hacer en París), donde se citan lugares que respetan "la creatividad, la gratuidad y las actividades nocturnas". En la nómina también aparece Vilna (Lituania), Kosice (Eslovaquia), Zagreb (Croacia), Skopje (Macedonia) y hasta Zaragoza. La referencia está dentro de una página con una completa agenda de ocio y cultura que se adapta a todos los horarios y bolsillos. Vale. Es París. Pero Oviedo no tiene por qué jugárselo todo a una sola noche exprés mezclando calidades. El año tiene 365 días.

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