Disfrutar de una de las obras maestras del mismísimo Giuseppe Verdi sin ambientes cargados ni necesidad de lucir las mejores galas. Eso es lo que hicieron ayer las alrededor de 500 personas que se congregaron en la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de la proyección de la ópera "Il Trovatore", que en ese instante se representaba en el teatro Campoamor. Los espectadores aplaudieron la iniciativa "con sus pros y sus contras" y coinciden en demandar más apuestas municipales de este tipo "para hacer la cultura más asequible".

El temor a quedarse sin sitio llevó a muchos a llegar a la plaza con más de una hora de antelación. "Me gusta sentarme en el centro y retrasado y como no tenía nada que hacer, espabilé", declaró la ovetense Lourdes Montes, que se confiesa una amante del género lírico, pero con matices. "Algunas obras me aburren y esta no es de las que más me gusta", confesaba minutos antes de que las 400 sillas dispuestas para la ocasión comenzasen a llenarse progresivamente desde las más traseras hasta dejar sólo libres algunas de las primeras filas.

La idea de disfrutar al aire libre de "Il Trovatore" genera un sentimiento casi unánime de aprobación, pero más por la comodidad que por la posibilidad de disfrutar del espectáculo en las mejores condiciones. "Se disfruta más sin tener que ponerse de tiros largos", indicó Laura Fernández, al mismo tiempo que reconoció que le parece más acertado apostar por proyecciones en el Auditorio. "La acústica es más adecuada y en caso de lluvia te garantizas la asistencia", sugiere.

Otros reducen su defensa de esta apuesta al aspecto económico, pues sostienen que la ópera sigue siendo un espectáculo que no está al alcance de todos. "Para los que somos de abajo se nos sale un poco de presupuesto", comentó Rafael Echevarría, que ayer se cargó de fuerza para poder ver completa por primera vez la obra de Verdi. "Hasta ahora sólo la vi por fragmentos porque me parece bastante aburrida", valoró con contundencia.

La informalidad del escenario permitió a su vez que en algunos casos, aunque contados se produjese la rotación de público a lo largo de las más de dos horas de espectáculo. "Yo veré el primer acto y me iré", advertía Inés Domínguez, que acudió sola a presenciar un espectáculo que ya tuvo la suerte de ver en directo en otras ocasiones. "Es un enfoque diferente para una misma representación", explicó sobre las diferentes maneras de disfrutar de una misma manifestación cultural.