"Las personas que padecen un trastorno mental grave aún viven marginadas por la sociedad, con el mismo estigma que sufrían los locos encerrados en los antiguos manicomios". Con esta rotundidad habló ayer en el Club Prensa Asturiana Sara Fernández Álvarez, directora del Centro de Atención Psicosocial A Teyavana, quien lamentó el modo en el que en los años ochenta del pasado siglo se cerraron los centros para enfermos mentales, "aprisa y corriendo, para cumplir la normativa europea, sin tener una alternativa preparada".

Fernández consideró que la atención a estas personas no está ni mucho menos resuelta. "Desde entonces hasta hoy hubo cinco planes estratégicos de salud mental y seguimos igual".

Puso como ejemplo la situación del área IV de salud de Asturias, la zona central de la región, que aglutina a 400.000 habitantes, con un 25% de la población con altas posibilidades de sufrir un problema de salud mental. "Si las estadísticas dicen que una de cada cuatro personas padece un trastorno de este tipo, hay 100.000 asturianos en riesgo (la cuarta parte de esos 400.000) que sólo disponen de cinco centros de salud mental de adultos y uno infantil y juvenil para ser atendidos". Fernández lamentó que el grueso de los tratamientos se centran en medicar a los pacientes. "Con la crisis las consultas aumentaron de forma llamativa y se generaron dos clases de enfermos: quienes tienen una enfermedad normalizada socialmente y quienes padecen un trastorno grave".

El acto, enmarcado en la campaña contra el estigma en salud mental que se ha llevado a cabo en Oviedo entre el 2 y el 10 de octubre, elaborada por el Grupo de Apoyo Social A Teyavana (GASA), con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo, también contó con la presencia de Marisa Ponga Martos, concejala del área de Atención a las Personas del Ayuntamiento de Oviedo, quien destacó la necesidad de luchar para combatir la "invisibilidad que padecen las personas que tienen algún tipo de enfermedad mental". "Queremos implicar a la sociedad porque esto es algo que nos concierte a todos. Y es que todos estamos expuestos a sufrir una esquizofrenia o un trastorno bipolar".

Beatriz Pantiga y Pedro Menéndez Fernández, miembros del Grupo de Apoyo Social A Teyavana, expusieron con valentía sus experiencias como pacientes y sus sufrimientos como seres humanos que no se sienten plenamente aceptados por la sociedad. "Pretendemos arrojar luz sobre nuestra vida, porque seguimos sintiéndonos solos. Una persona bien diagnosticada y tratada puede llevar una vida normal, para eso la sociedad debe liberarse de prejuicios", indicaron.