De los tres hermanos Goytisolo que se dedicaron a la literatura, a Luis, que era el benjamín, le tocó ser el más formal y el que se ocupaba de solucionar los problemas en los que se metían José Agustín y Juan. Luis Goytisolo, el autor de la que está considerada como una de las grandes novelas del siglo XX, "Antigonía", dio un repaso ayer a la historia familiar de los Goytisolo, en la que la muerte de la madre durante un bombardeo se yergue como el hito en torno al que los hijos construyen su personalidad y sus vidas. "Mi hermano Juan, que había sido el preferido, vivió la muerte de mi madre como un abandono", según Luis Goytisolo, y elaboró ese "complejo" convirtiendo a España en "una madrastra" a la que lanzar sus ataques.

Durante la conferencia "Tres miradas", que el escritor catalán dio en el Aula Magna de la Universidad invitado por la Cátedra Emilio Alarcos Llorach, contó que era con Juan, fallecido el verano pasado, con quien él mantenía una relación "más cercana" y que "de niño intuía su homosexualismo", algo que él le agradecía de mayor. Fue Juan quien consiguió sacarle de Carabanchel cuando fue encarcelado, en los años sesenta, por su militancia comunista y el que viajaba desde París, donde residía con su esposa Monique Lange, para visitarle durante su reclusión.

La conferencia de Goytisolo congregó a un numeroso público en el edificio histórico de la Universidad, que tuvo la oportunidad de escuchar de boca del menor de los Goytisolo detalles de la vida doméstica y confidencias sobre el carácter y la vida íntima de sus dos hermanos escritores. El primogénito, Antonio, falleció de una meningitis tuberculosa a los ocho años y a su hermana Marta se refirió como "hermética", lo que le impidió conocerla bien.

Luis Goytisolo empezó hablando de José Agustín, con el que compartió algunas cacerías, hasta que tras una sangrienta matanza de conejos en la finca de Rafael Sánchez Ferlosio acabó aborreciendo ese entretenimiento. José Agustín Goytisolo mantuvo la afición y su hermano comentó ayer que incluso participó en alguna montería en Asturias, cazando lobos, quiso recordar.

Luis Goytisolo describió a José Agustín como un hombre "vitalista" y aficionado a las mujeres casadas. Ambos hermanos compartían esa pasión, confesó Luis, aunque por motivos diferentes. Explicó que mientras José Agustín disfrutaba haciéndolas traicionar a sus maridos para compensar lo que él había interpretado como "una infidelidad" de su madre, al morir y dejarles solos, para él, que era el más pequeño cuando murió y que pronto se hizo a la idea de que tendría que vivir sin ella, lo que le atraían eran las mujeres "hechas y derechas".

Luis Goytisolo habló de los problemas mentales de su hermano mayor, que alternaba periodos de euforia y depresión y que llegó a recibir tratamiento con electroshock, y de las crisis de Juan con su esposa francesa, con la que nunca rompió el vínculo.

Los hermanos Goytisolo son tan diferentes, según Luis, que pueden compararse a "los puntos cardinales", y no solo por su carácter y su literatura, incluso por sus físicos.

A la conferencia de Luis Goytisolo asistió el rector Santiago García Granda, que presidió el acto. La directora de la Cátedra Emilio Alarcos Llorach, Josefina Martínez, aludió a la relación que el académico mantuvo con los tres Goytisolo. Se refirió a José Agustín como a "un niño grande" y de Luis destacó su entrega "con plena dedicación al mundo del arte", sin por ello dejar de estar "atento al mundo que le ha tocado vivir". "Espíritus libres como Luis Goytisolo hacen falta ahora, tanto como en épocas anteriores", añadió.

Emilio Martínez Mata, catedrático de Literatura de la Universidad de Oviedo, sustituyó a su compañera Magdalena Cueto en la presentación de Luis Goytisolo y su obra. La profesora no pudo cumplir con el compromiso por motivos de salud. También intervino en el acto José Antonio Gómez, el decano de la Facultad de Filosofía y Letras.