Un equipo compuesto por cuatro conservadores con titulación oficial iniciará la próxima primavera las esperadas obras de restauración de las pinturas y murales de la iglesia de San Miguel de Lillo, una de las grandes joyas del Prerrománico asturiano, con un presupuesto total de 999.944 euros (IVA incluido), aportado en su integridad por el Ministerio de Educación, y con el objetivo de que todo esté listo para el verano de 2019. El proyecto, que se encuentra ahora en fase de licitación y podría ser adjudicado entre febrero y marzo de 2018, incluye, además de la intervención en esta milenaria edificación ovetense, la redacción de un plan de mantenimiento y conservación preventiva compatible con el uso del monumento, en el que se detallarán los riegos a los que está sometido y cómo se pueden controlar para evitar futuros deterioros.

Además, también está previsto que se realice un detallado estudio microclimático en el interior del monumento, para determinar el impacto de la iluminación natural y de la radiación ultravioleta. El objetivo de esta actuación es conocer las condiciones ambientales a las que están expuestas las pinturas, los murales y la decoración pétrea. Los resultados de ese análisis serán utilizados por los técnicos para redactar el plan de conservación.

Otro aspecto llamativo del proyecto redactado por el Servicio de Conservación y Restauración de Obras de Arte del Ministerio consiste en que la empresa adjudicataria estará obligada a grabar en vídeo la intervención, con el objetivo de que se pueda ir visionando el avance de los trabajos a través de pantallas instaladas en el centro de interpretación del Prerrománico.

El plazo de ejecución de las obras está fijado en 16 meses, por lo que si, finalmente, la adjudicación se realiza el próximo marzo, los trabajos estarían concluidos en el verano de 2019. Las condiciones del contrato establecen un periodo adicional de dos meses para que la empresa que se haga cargo del proyecto presente una memoria de los trabajos acompañada de un vídeo explicativo.

La intención del Ministerio es que la obra se centre, más que en la intervención, en la consolidación y estabilización de los murales. Está previsto actuar en numerosos puntos del edificio, según consta en el proyecto que deberá ser desarrollado por la firma adjudicataria. Así, por ejemplo, se mejorará la situación del antecuerpo occidental del monumento, donde destacan las jambas de caliza de ambos lados de la puerta que están decoradas con escenas figurativas, así como las pinturas de la bóveda del pórtico, parcialmente descubiertas. También se incluyen las dos cajas simétricas de acceso a la tribuna, junto a sus elementos pétreos; el coro alto, con su arco toral con dovelas de piedra caliza decoradas con relieves geométrico y la decoración pictórica de la bóveda, que sigue oculta y consta de motivos circulares. Además, el plan incluye la cámara supraabsidal, así como todos los espacios del crucero, entre ellos la nave lateral sur, en la que están las figuras del "músico" y del "entronizado", restaurada esta última recientemente por Jesús Puras a instancias del Principado, y una nave central en la que destaca la decoración de la bóveda.

Entre las actuaciones incluidas en el contrato figura, de igual forma, la limpieza superficial de las capas pictóricas, así como la eliminación de todos los restos de los antiguos recubrimientos que ocultan las pinturas y de aquellos que hayan sido superpuestos y que no sean originales, junto a la consolidación de los revestimientos y decoraciones con problemas de estabilidad. Además, se procederá a la retirada de los acristalamientos y se instalarán cierres dotados de filtros solares.

Los expertos consideran que la restauración de las pinturas de San Miguel de Lillo es una de las actuaciones más urgentes para la protección del Prerrománico.