Encarnación Hernández, una de las "abuelas de Oviedo" y, con seguridad, entre las personas más longevas de Asturias, falleció en la ciudad a los 107 años. "Tranquila y sin sufrir enfermedad alguna", según su familia, se fue el pasado domingo, a las puertas de cumplir los 108, veinte días le faltaban. Hoy, a las seis de la tarde, se celebrará el funeral por su eterno descanso en la iglesia parroquial de Santa María La Real de la Corte. Después, sus cenizas serán depositadas en el columbario familiar.

Encarnación Hernández había nacido en un pueblo cercano a la localidad leonesa de Villamanín y, siendo pequeña, se trasladó a vivir a Asturias con su familia, recordaba ayer una de sus hijas, María Isabel. En Oviedo se casó siendo muy joven y tuvo tres hijos: María Isabel, María Luisa y Paulino Martínez Hernández, que le dieron diez nietos. También tiene bisnietos

Su hija María Isabel, octogenaria como todos sus hermanos, la recordaba ayer como una madre "con muy buen carácter, pero también con mucha personalidad", y que tuvo mucha calidad de vida hasta hace dos años, que fue cuando empezó a perder el equilibrio. "Murió tranquila y sin padecer ninguna enfermedad", dijo ayer la hija, emocionada, en el Tanatorio El Salvador.

Muy de cerca en edad a Encarnación le siguen dos ancianas que viven en la residencia ovetense de Nuestra Señora del Rosario, de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en el Naranco: Celia Carrio, de 106 años, y Mercedes López, de 105.