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Así es mi cole | Colegio Auseva

El pollito llega después del huevo

Niños de primero de Primaria incuban crías de pita pinta y las ven nacer durante varios días en su propia clase

Los pollitos del colegio Auseva

Los pollitos del colegio Auseva

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Los pollitos del colegio Auseva David Orihuela

"Bienvenida al mundo, Claudia". Fue un grito de emoción, de satisfacción y de ilusión. Se escuchó en el aula de 1º B de primaria en el colegio Auseva. Los niños, de cinco y seis años, acababan de ver nacer un pollito, Claudia, un ejemplar de pita pinta. Fue el jueves y llevaban toda la semana esperando el momento. Ya habían nacido varios polluelos pero dentro de una incubadora y no lo habían podido apreciar más que por una webcam que había instalado el profesor para seguir la evolución de los huevos de pita pinta.

Martín Ledo, uno de los pequeños, aclara que el nombre de Claudia se lo han puesto porque es el de una de las niñas de la clase. Los críos llevan viendo desde el lunes como poco a poco van eclosionando los huevos que han cuidado desde hace tres semanas. Estos días es imposible que Javier Álvarez, el profesor, logre impartir alguna noción de lengua o de matemáticas, pero está satisfecho porque sus alumnos están aprendiendo mucho más.

El primer pollito que salió de la incubadora en la que estaban los huevos lo hizo minutos antes de que naciese Claudia, y se llamaba Javier, como el profe. Jaime Gutiérrez Rolan, también de seis años, fue el primer niño que lo cogió con sus manos. Fue el privilegiado que acarició el primer pollito nacido en clase. "Tuvimos una lagartija que se había colado por la noche pero Javi -el profesor- la liberó", explica, decidido a hablar de animales mientras sujeta con la presión justa de sus manos al pollito de apenas unos días.

El nacimiento de Claudia estuvo en realidad un poco preparado. Ya había roto el cascarón pero no acababa de salir así que Emilio Martínez, presidente de la asociación para la recuperación de la pita pinta asturiana, le echó una mano y poco a poco fue rompiendo la parte exterior del huevo por la parte superior, "en la inferior tienen el cordón umbilical". Durante el proceso se rompió una pequeña vena y salió algo de sangre pero a ninguno de los niños le impresionó lo más mínimo al ver cómo segundos después aparecía un pequeño pico que iba rompiendo la telilla blanca que recubre por dentro la parte dura el huevo.

"Es la naturaleza, es la vida", dice orgulloso el profesor. Una enseñanza que no se puede aplicar con métodos tradicionales. La crianza de los pollos de pita pinta asturiana, en este caso con pintas negras, se enmarca dentro del nuevo modelo educativo que desarrolla el colegio Auseva Maristas de Oviedo y que busca ir más allá de que el profesor hable y los alumnos tomen apuntes. En la medida de lo posible se trata de que vean más de que escuchen, de práctica más que de teoría. Los niños hacen un trabajo cooperativo divididos en grupos en los que son ellos mismos los que deciden, siempre con las indicaciones del profesor, por dónde quieren que vaya el trabajo de cada jornada lectiva.

Lógicamente los pequeños se quieren llevar a casa a los pollitos que han visto nacer, pero no puede ser. Se pensó en sortearlos, "pero ninguno de los niños tiene una casa en la que pueda vivir una gallina, todos viven en pisos y no es posible", lamenta el profesor. Así que dentro de unas semanas los pollitos ya crecidos y convertidos en pitas pinta se irán a vivir a un gallinero de San Claudio.

Ismael Fernández, un niño de la clase de al lado, va todos los días a ver a los pollitos de sus compañeros y está convencido de que se llevará uno de ellos "cuando mi papá construya un gallinero". Es un apasionado de los animales y casi se quedaba sin palabras cuando siguió segundo a segundo junto al resto de sus compañeros el nacimiento de Claudia.

Los pollitos ya nacidos, un total de siete, se trasladaron el jueves de "casa", salieron de la incubadora y vivirán los próximos días en una caja de cartón en la que se instaló una lámpara para darles calor. Mientras seguirán eclosionando huevos para ir aumentando la familia.

"Muchos de estos niños no saben de dónde vienen las gallinas", decía Emilio Martínez. Desde esta semana ya tienen claro que primero es el huevo y luego el pollito.

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