El signo de multiplicar es idéntico en Oviedo que en Tokio, pero la manera de enseñarles matemáticas a los alumnos en los colegios de la capital del Principado poco tiene que ver con el método japonés. Y no sólo ocurre con los números. A pesar de ser toda una potencia en la materia, en el país nipón aún no se utilizan las tecnologías en las aulas ni se usan las técnicas innovadoras que cada vez están más presentes en España para que las diferentes materias calen mejor entre los alumnos, muchas de ellas basadas en programas de aprendizaje cooperativo que hacen que estudiar inglés o Ciencias de la Naturaleza sea más divertido. "Aunque parezca mentira, en Japón aún no se usan pizarras electrónicas, seguimos con las tizas", explica Emmanuel Manalo, que es profesor titular de Psicología de la Educación en la Universidad de Kioto.

Manalo lleva una semana en Oviedo y ha visitado varios centros educativos y facultades de la ciudad con el fin de llevarse a Japón algunas de las estrategias educativas asturianas. Con él se encuentra la investigadora Eriko Ota, de la Universidad de Tokio, y ambos estuvieron ayer en el colegio Santa María del Naranco, donde llegaron incluso a participar en alguna de las clases. Una de las cosas que más les sorprendió fue el papel protagonista que tiene el alumno durante el desarrollo de las mismas. "Aprenden jugando y de esta forma todos los niños están implicados en la materia. En Japón, para aprender, el profesor explica y los alumnos repiten lo mismo unísono. El docente habla y los niños escuchan", señala Emmanuel Manalo.

No en vano, el profesor japonés fue testigo de cómo los alumnos de cuarto de Primaria disputaban una especie de concurso para practicar las multiplicaciones de forma cooperativa. Si uno fallaba, otro niño cogía el testigo y así sucesivamente. Todo ello bajo la supervisión de su tutor, Pablo Menéndez. Y así, visitando una clase tras otra y sin parar de coger apuntes, estuvieron Emmanuel Manalo y Eriko durante toda la mañana y parte de la tarde. "Les interesan sobre todo nuestros métodos para enseñar inglés y matemáticas, pero también les han sorprendido mucho las técnicas que usamos en otras materias", explica la jefa de estudios del área de Primaria en el colegio ubicado en Ciudad Naranco, Charo Nieto.

El sistema educativo japonés es mucho más sobrio y a los profesores les llama mucho la atención cómo están decoradas las clases, sobre todo las de los más pequeños, donde hay murales con sus fotografías o dibujos de los niños. "Eso tampoco es habitual en Japón", explica Emmanuel Manalo, que también habla en nombre de su compañera Eriko Ota. También es diferente la relación entre profesor y alumno y en Japón son mucho menos frecuentes las quejas de los docentes por la actitud negativa de algunos estudiantes, algo que en España está a la orden del día. "El respeto allí forma parte de la cultura y no está sólo en las aulas, está en toda la sociedad. No obstante, algún caso que otro existe", dice Manalo, que hoy pronunciará una conferencia a las seis y media de la tarde en el Salón de actos de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación. Eriko Ota hablará a continuación.