Dos jugadores de fútbol en un colegio no son, necesariamente, una lección de éxito, dinero y vida regalada. Owusu y Yeboah, centrocampistas del Real Oviedo, se reunieron ayer con los alumnos de tercero de primaria del colegio Carmen Ruiz-Tilve de La Corredoria. Pero no hablaron de lo que supone ser una estrella del deporte rey, ni siquiera de estrategias y posibilidades para lograr el ascenso del Real Oviedo a primera división. Ayer, Owusu y Yeboah hablaron a los niños de su país, Ghana, de su continente, Áfica, y de una vida basada en el esfuerzo y el respeto.

Los niños de tercero de primaria están trabajando en este trimestre sobre África y las profesoras decidieron que nada mejor que llevar a dos deportistas, admirados por los pequeños, que ayer inundaron el aula de camisetas y banderas del Real Oviedo, para que les hablasen del continente.

El padre de Yeboah, pastor de una familia profundamente cristiana, no quería que el niño, uno de sus diez hijos, jugase al fútbol. La madre le apoyó desde el principio y finalmente acabó jugando en el Manchester City. Lo de que Yeboah tenga cuatro hermanos y cinco hermanas sorprendió tremendamente a los niños ovetenses. El delantero explicó que vivía en un pueblo y que en esas pequeñas sociedades africanas era lo normal.

La madre de Owusu tampoco quería que su hijo, en este caso sólo con dos hermanos, se dedicase al fútbol. "Yo no quería estudiar, sólo jugar al fútbol", confesó el deportista. Así que el desencuentro con la madre fue a más hasta que el seleccionador de Ghana le acabón fichando para la selección sub-17. Los dos chavales se enfrentaban en equipos rivales y los dos acabaron en Europa, un continente distinto. "En África no hace frío y la comida es muy diferente". Fue la respuesta de Owusu a la pregunta de Jimena del Río Álvarez, que quiso saber las diferencias que habían encontrado al llegar a Europa.

Los deportistas africanos saben bien que el éxito es efímero y por eso insistieron constantemente a los pequeños en que tenían que estudiar y respetar a sus padres y profesores. "Mi escuela era muy parecida a esta, pero había mucho respeto; cuando había que estudiar estudiábamos y en el recreo jugábamos al fútbol y corríamos por el patio, como todos los niños", relató Owusu.

Los niños nunca olvidarán que en África se come mucho arroz, que casi no llueve y que las personas son tan acogedoras como en Oviedo. Unas enseñanzas que les quedarán grab adas con la cara de dos jóvenes jugadores del equipo de la ciudad.