Irene Abad es historiadora de la Universidad de Zaragoza y autora de una investigación sobre las mujeres de los presos políticos encarcelados por el franquismo. La asturiana Anita Sirgo, con un activo papel en las huelgas del 62, es una de sus protagonistas y su testimonio, junto con el de muchas otras como ella, le ha permitido recomponer aquellos años en los que el régimen franquista barrió los derechos que la República había reconocido a las mujeres. "El régimen franquista anuló la ciudadanía femenina con violencia", explicó ayer la historiadora, después de haber intervenido en una jornada sobre las presas del franquismo en el Archivo Histórico de Asturias.

Para Abad uno de los aspectos más interesantes de aquella historia no tan lejana -tres de sus protagonistas estuvieron ayer escuchándola- es cómo aquellas mujeres pasaron de ocultar su condición de hijas, hermanas o esposas de rojos, por temor a las represalias y a la estigmatización, a definirse como tales y sacar fuerzas para defender sus derechos y los de sus hombres. "Pasan de ser elementos aislados a concentrarse en las puertas de las prisiones, solidarizarse y organizarse, asociarse y participar políticamente", explicó, y esa evolución se produjo lentamente, desde el momento mismo de la sublevación militar de 1936 hasta la ley de amnistía de 1977.

La reacción a las huelgas mineras del 1962 en Asturias es "una explosión de represión", según Irene Abad, y hay una reacción de solidaridad. Abad menciona un documento de apoyo a Anita Sirgo y a sus compañeras firmado por 182 intelectuales españoles. Asturias fue una de las provincias en las que se organizó el Movimiento Democrático de Mujeres, "el estadio final", según Irene Abad, de todo ese proceso que va del miedo y el ocultamiento a la rebelión.

La conferencia de Irene Abad abrió una jornada, promovida por la Concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo, durante la que se proyectó el documental "Rebeldes cotidianas", con debates, ponencias y un recorrido por el interior del Archivo, que es también la antigua cárcel de Oviedo.

La teniente alcalde y concejala de Participación Ciudadana, Ana Taboada (Somos), asistió a la jornada de la mañana y participó en el homenaje a Anita Sirgo, Covadonga Bulnes y Ángeles Flórez (Maricuela), tres de las asturianas más beligerantes contra el franquismo.

Abad, por su parte, centro su conferencia en analizar "la represión sexuada", que no es otra cosa que "un conjunto de instrumentos represivos dirigidos a la mujer, que atacan sus órganos sexuales, a los elementos definitorios de la feminidad y a la maternidad". "En la segunda República las mujeres salen al espacio público: el franquismo lo castiga y lo hace con carácter retroactivo", hizo constar la investigadora. Las violaciones, las rapaduras de pelo o la ingesta de aceite de ricino formaban parte de aquella estrategia. "Había que exponer a la víctima, humillarla y deshumanizarla", según Abad.