Anita Sirgo, Covadonga Bulnes y Ángeles Flórez -Maricuela- prometen seguir "en la lucha, hasta el final". Ayer, en el inesperado homenaje que recibieron durante la jornada dedicada a las presas políticas del franquismo, las tres demostraron energía, determinación, una memoria intacta y una fe inquebrantable en sus ideales.

"Tengo 88 años y todavía no paré", dijo Sirgo, que salió a la calle en las huelgas del 62 y que fue torturada y condenada a la cárcel. "Fue muy duro", reconoció ayer, pero no quiere dejarlo atrás y cree que los jóvenes han de tenerlo presente. "La historia no se puede olvidar jamas", manifestó. "Hay gente que todavía tiene miedo a contar la suya", comentó.

El robo de la República

Covadonga Bulnes, otra de las protagonistas de la mañana, echó la mirada atrás durante unos segundos y contó cómo llegó su madre a casa, tras las torturas. "Le quitaron el pelo, le arrancaron piel del cuello, le reventaron las venas de las piernas. Cuando regresó a casa era pura sangre", relató. Ella, siguió "era muy cría" por aquel entonces, pero no se libró de las humillaciones y contó cómo la habían amarrado a un nogal durante horas. "Todos pasamos bastante y muchos ya no viven", se lamentó. Maricuela fue una de las últimas guerrilleras, tiene ahora 99 años y promete "luchar hasta el último momento". Dice que lo hace para que no mueran del todo "los miles y miles de fusilados" durante la Guerra Civil y el régimen franquista. Entre ellos están muchos de sus amigos de juventud, que dejaron la vida peleando, en palabras de Maricuela, para "que no nos robaran la República".

Las tres, Sirgo, Bulnes y Maricuela, participaron en el recorrido por las dependencias de la antigua cárcel. La directora del Archivo Histórico, que ahora ocupa lo que antes eran despachos y celdas, María Concepción Paredes, hizo de guía.