"Me lo dijeron en un funeral y no daba crédito". La dueña del chalé de Ciudad Naranco, en Oviedo, hallado a rebosar de marihuana el miércoles de la semana pasada por la Policía Nacional mostró ayer su sorpresa por lo sucedido. La mujer se enteró el miércoles de esta semana de lo sucedido cuando se lo comentó una conocida en un funeral y reconoció estar sorprendida por la actividad que realizaban sus inquilinos chinos, los cuales, asegura, "pagaban religiosamente y eran muy discretos".

Los hijos de la propietaria del inmueble le ocultaron lo sucedido a pesar de saberlo la semana anterior. El motivo era doble, según indica ella misma: por un lado, no querían asustarla y, por el otro, pretendían actuar con la mayor cautela posible, siguiendo las recomendaciones de los agentes de la Policía Nacional.

La afectada, vecina de Oviedo y cuyas iniciales corresponden a E. P., dice desconocer el alcance de la intervención policial, pero se teme lo peor. "No quiero ni pensar los destrozos que puede tener la casa", indica sobre los efectos de un operativo en el que los vecinos vieron sacar "cientos de lámparas" utilizadas por los inquilinos para cuidar las plantas de marihuana que ocupaban el sótano, dos plantas y el bajocubierta del inmueble.

Según palabras de la propia E. P., los inquilinos chinos llegaron a su vivienda de la calle Hermanos Villanueva el pasado mes de enero. Sin embargo, su proceder no levantó ninguna sospecha. "Jamás lo hubiese pensado", destaca la afectada, temerosa de ser señalada por los vecinos. "Me da miedo que piensen que yo pueda tener algo que ver, cuando no he llegado a ver una planta de marihuana en mi vida", explica todavía dolida por la forma en la que le advirtieron de lo sucedido. "No fue nada agradable ser de las últimas en enterarse", comenta la mujer, extrañada por que los contadores de la luz estuvieran trucados. "No era consciente de nada de eso", dice del consumo excesivo encubierto de luz que dio las pistas decisivas a la Policía de una práctica ilegal en el interior del chalé.

Sobre su relación con los responsables de la megaplantación desarrollada dentro de la vivienda, apunta que era totalmente correcta. "Pagaban al mes y nadie se nos quejó al respecto de su comportamiento", relata la dueña de la casa, deseosa de una aclaración rápida de los hechos y dejar atrás el suceso.

Por su parte, fuentes policiales declinaron ayer mismo hacer manifestaciones acerca del hecho que pilló por sorpresa a todo un vecindario. Los agentes se limitan a señalar la existencia de una operación abierta, bajo secreto de sumario, reconociendo de manera implícita la existencia de una operación que pasó durante una semana prácticamente desapercibida, pero se niegan a dar ningún detalle adicional para no entorpecer las pesquisas.